No me dejes, mi querida mentirosa - Capítulo 203
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 203:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Decidido a averiguarlo, Ethan subió las escaleras y abrió la puerta del dormitorio. Nyla salió del baño justo cuando él entraba, con la piel resplandeciente por el calor de la ducha. Estaba envuelta en una toalla, con el pelo húmedo pegado al cuello y los hombros, y la luz se reflejaba en su piel suave y radiante.
Su rostro se sonrojó cuando lo vio. «¿Por qué no llamaste antes de entrar?», balbuceó, apretando la toalla con más fuerza.
Ethan levantó una ceja, con expresión indiferente, mientras se acercaba. «Es mi habitación. ¿Por qué debería llamar?».
«Apártate», protestó ella, con voz nerviosa y las mejillas aún enrojecidas. Pero Ethan no se movió. Su mirada se posó en ella, contemplando su aspecto recién salido de la ducha: su rostro sonrojado, las gotas de agua que aún brillaban en sus labios. Algo primitivo se agitó en su interior y, antes de que pudiera pensarlo dos veces, extendió la mano y le levantó la barbilla.
«¿Por qué estás enfadada?», preguntó con voz baja pero directa.
La pregunta inesperada la tomó por sorpresa. Se dio la vuelta, solo para encontrarse presionada contra su hombro, sintiéndose de repente tímida.
Ethan no la dejó retroceder. En cambio, la levantó sin esfuerzo y se sentó en la cama, acomodándola en su regazo. La toalla que ella había envuelto con tanto cuidado se aflojó, y Nyla se aferró a sus hombros con pánico, presionándose contra él para evitar que se cayera.
—Nyla —murmuró Ethan con voz ronca—, ¿qué estás haciendo?
Nyla se quedó paralizada por un momento, al darse cuenta de lo cerca que estaba de él. Quería soltarse, pero la idea de que la toalla se deslizara la hizo dudar. —Solo… cúbreme con las mantas —murmuró, con las mejillas en llamas.
Ethan se rió entre dientes, con un sonido suave y cálido. —Ya he visto cada centímetro de tu cuerpo. ¿Por qué tanta timidez ahora? —Añadió con más seriedad—. ¿Por qué estás triste? Llevas enfadada desde que llegamos a casa.
Nyla se acurrucó contra su cuello, con voz teñida de melancolía. —Te gusta este niño, ¿verdad? Solo por el bebé estás siendo tan bueno conmigo.
«¿Es eso lo que piensas cada vez que te traigo flores?». Ethan apretó los dedos contra la cintura de Nyla, con los ojos oscuros tormentosos de disgusto. Nyla se estremeció y le dio una palmadita en el hombro en una súplica silenciosa. «Ay, eso duele».
𝐜𝐨𝐧𝐭𝐞𝐧𝐢𝐝𝐨 𝐜𝐨𝐩𝐢𝐚𝐝𝐨 𝐝𝐞 ɴσνєʟα𝓈𝟜ƒαɴ.𝓬ø𝓶
«Te lo mereces. ¿Crees que mi amabilidad era solo por el niño? Niña desagradecida». Las palabras de Ethan tenían un toque de exasperación.
Nyla comprendió todo. Lo había malinterpretado todo. «¿No es por el bien del niño?».
«El niño puede haber sido el detonante, pero casarme contigo, cuidar de ti… esa no era la razón».
Por primera vez, Ethan pronunció palabras tan sinceras, y una fugaz vulnerabilidad cruzó su rostro antes de desaparecer.
El corazón de Nyla dio un vuelco. La duda nubló su mente mientras buscaba en su rostro, preguntándose si había oído bien.
.
.
.