No me dejes, mi querida mentirosa - Capítulo 200
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Capítulo 200:
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Su teléfono estaba a su lado, con la voz de Jackson detallando los últimos avances en el trabajo. Una mano descansaba sobre el pulido escritorio, mientras que la otra giraba distraídamente un bolígrafo, con la mente claramente en otra parte.
«Sr. Brooks, ¿me está escuchando?», la voz de Jackson interrumpió su ensimismamiento varias veces.
Ethan carraspeó y se recompuso. «Repita».
«El envío de medicamentos ha llegado a su destino. Los socios extranjeros solicitan una reunión. ¿Enviamos un equipo de avanzada?», reiteró Jackson diligentemente.
Esto capturó toda la atención de Ethan, cuyos ojos oscuros se agudizaron con intensidad. —Despliega a cinco personas discretamente. Mantén el secreto absoluto.
—Entendido —continuó Jackson—. Tu padre y Brevard se han acercado últimamente. Nuestro equipo de vigilancia fue descubierto antes de recopilar información significativa.
Ethan se reclinó en su silla, con una expresión indescifrable, mientras su bolígrafo marcaba un ritmo agudo contra el escritorio.
—La cautela de Roger es previsible. Cese la vigilancia. En cuanto a la familia Higgins, ¿algún avance en la localización de las personas implicadas en ese incidente?
—Encontramos un testigo. Afirmó que Callie estaba paseando a su perro y simplemente se adentró en esa zona, por lo que su rescate fue pura coincidencia.
El escepticismo de Ethan seguía intacto. A pesar de los años de explicaciones de la familia Higgins y de la aceptación de los demás, algo de aquella noche seguía pareciendo orquestado.
—Investiga más a fondo. Encuentra a los demás. Mantén la vigilancia sobre Brevard. La prisión del este pertenece a la familia Higgins, así que envía observadores allí también.
Un golpe resonó en la habitación.
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Cuando Ethan respondió con un simple «Adelante», se encontró a Nyla asomándose, con el pelo recogido en un moño informal. Su habitual actitud sofisticada había desaparecido, sustituida por una entrañable vulnerabilidad que le hizo saltar el corazón.
«La cena está lista. Hana me ha enviado a buscarte», anunció, deteniéndose en el umbral. Sus dedos jugaban con el pomo de la puerta mientras su mirada se movía rápidamente de un lado a otro, delatando su renuencia a marcharse.
Esta inusual muestra de timidez despertó algo protector en Ethan. Una cálida sensación de posesión floreció en su pecho: anhelaba ser el único que presenciara ese lado más tierno de ella.
Cuando se acercó, Nyla finalmente soltó el pomo. «¿A qué se debe el repentino regalo de flores?», se atrevió a preguntar, tratando de ocultar su curiosidad. «¿Qué significa?».
A pesar de su intento de indiferencia, la esperanza brillaba en sus ojos.
Ethan se detuvo bruscamente, lo que hizo que Nyla se detuviera a su lado.
«¿Qué pasa?», preguntó ella.
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