No me dejes, mi querida mentirosa - Capítulo 183
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Capítulo 183:
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Antes de que pudiera protestar más, Ethan la atrajo hacia sus brazos, con un agarre firme, casi desesperado. Nyla se retorció y se debatió, con la voz quebrada. «¡He dicho que no me toques! ¿Estás sordo? ¡Suéltame!».
Sus palabras se tambalearon mientras las lágrimas caían en cascada por sus mejillas. «No me has salvado», sollozó, con la voz quebrada por el peso de sus emociones. «Me abandonaste y ahora estás aquí delante de mí, siendo el primero en encontrarme. ¿Qué debo hacer? Ethan, solo… solo déjame ir».
Nyla se derrumbó, sus emociones y su dolor finalmente la abrumaron. Fue entonces cuando Ethan notó la sangre que le goteaba por el muslo.
Su muslo no estaba herido, pero había sangre. Aunque no era un experto en medicina, su corazón se detuvo al darse cuenta de las implicaciones.
El miedo puro se apoderó de él. Nunca antes había tenido tanto miedo de que le pasara algo a Nyla.
La cogió en brazos y corrió al hospital.
Un médico echó un vistazo a la sangre y dio órdenes a gritos. «Llamen al Dr. Swain de obstetricia inmediatamente. Hemorragia grave, posibles complicaciones en el embarazo». Mientras el equipo médico llevaba a Nyla a urgencias, la palabra «embarazada» resonaba en la mente de Ethan.
Las preguntas lo bombardeaban: ¿Era cierto? ¿Ella lo sabía? Debía de ser su hijo. ¿Por qué no se lo había dicho? ¿O es que ella misma no lo sabía?
La pérdida de sangre lo atormentaba.
El tiempo pasaba lentamente mientras Ethan estaba sentado en el banco del hospital. Cada minuto se le hacía eterno, no de forma dolorosa, pero sí profundamente inquietante. Su teléfono se iluminó con una llamada de Callie.
Sus ojos se oscurecieron al recordar el engaño anterior de ella.
Sin embargo, no podía actuar contra la familia Higgins. Todavía no.
Ignoró la llamada y se fijó en la luz de la sala de operaciones, con una mirada ardiente y de una intensidad aterradora.
Cuando la luz finalmente se atenuó, el médico salió con buenas noticias.
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«Tanto la madre como el feto están estables. Sin embargo, los próximos dos meses son críticos. Necesitará cuidados adecuados y una dieta equilibrada para protegerlos a ambos».
Ethan se sintió aliviado cuando el personal sacó a Nyla en silla de ruedas, con el rostro pálido y vulnerable.
A la mañana siguiente, el hambre despertó a Nyla.
Se movió, pero hizo una mueca de dolor cuando sintió un pinchazo en la pantorrilla, y su cuerpo le recordó la dura prueba que había soportado.
Abrió los ojos justo cuando una enfermera entraba en la habitación. La enfermera, al notar el movimiento de Nyla, llamó rápidamente a los médicos.
Poco después llegó un pequeño equipo con batas blancas que rodeó su cama. Nyla, aunque todavía aturdida, cooperó mientras le realizaban los exámenes. No fue hasta que uno de los médicos habló cuando su mente confusa se despertó.
«El feto está muy bien», dijo el médico con un toque de admiración. «A pesar del trauma, no hay signos de complicaciones. Es un pequeño sano y resistente».
El corazón de Nyla dio un vuelco. «¿Feto?». ¿Qué feto?
Instintivamente, se llevó la mano al vientre, con los dedos ligeramente temblorosos.
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