Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 943
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Capítulo 943:
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Un solo paso fuera de ese sótano, un breve atisbo de libertad entre la multitud… Estaba segura de que encontraría la manera de escapar. Aun así, Brandon no le respondió.
Vivian se quedó allí sentada, confundida por su silencio.
Las lágrimas resbalaban por sus mejillas mientras levantaba la cabeza en silencio y miraba a Brandon a escondidas, pensando que él no se daría cuenta.
En cambio, vio un rostro contorsionado por la rabia, la desesperación y algo que no podía nombrar.
La visión la dejó paralizada, incluso el acto de llorar se le escapó de la mente.
—Brandon… —Su voz temblaba mientras se acercaba a él.
Brandon respondió con una risa hueca y amarga que hizo que un escalofrío recorriera la habitación. Sus ojos inyectados en sangre la miraban sin verla, y sus palabras sonaban casi sobrenaturales.
«¿Crees que todo puede volver a ser como antes?». La aspereza de su voz la hizo retroceder.
Él mismo había deseado eso una vez. Pero nada podía borrar lo que había sucedido.
El espacio entre él y Millie estaba lleno por la pérdida de su hijo. Aunque Vivian hubiera puesto las cosas en marcha, él había contribuido a destruirlo todo.
Nunca intentó arreglar las cosas. Ni siquiera había ido a ver cómo estaba Millie después.
—¡Sí que puede, claro que puede! —se apresuró a asegurarle Vivian—. Déjame hablar con ella. Le diré a qué te enfrentabas. Haré que lo entienda. Verá que yo asumí el dolor por ella y te perdonará. Sabe que solo hiciste lo que tenías que hacer por su bien.
La inquietante risa de Brandon llenó la habitación, helando a Vivian hasta los huesos. Apresurada, intentó aprovechar el momento.
«Sí, eso es, échame toda la culpa, incluso por el bebé. Dile que yo soy la única culpable. Déjame explicárselo. Por favor, Brandon, déjame arreglar esto». Se aferró a su mano, con la desesperación apretando su agarre.
Aun así, Brandon no dejaba de reír.
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Su risa se volvió más aguda, un sonido salvaje y desquiciado que rebotaba en las paredes del sótano. Pronto se convirtió en un ataque de tos, y el ruido áspero se mezcló con sus respiraciones entrecortadas, haciendo que el aire se sintiera pesado.
El miedo de Vivian se disparó. «Brandon…». Su voz era débil y temblorosa.
«¿Todavía crees que puedes mentirme?». La furia de Brandon estalló y la empujó.
Sus palabras salieron crudas, entrecortadas. «Ahora lo sé todo, Vivian. ¡Tú y Macauley lo planeasteis todo desde el principio!».
Sus pensamientos se dispersaron en medio del pánico. La negación se le escapó sin pensar. «No, te equivocas…».
Unos papeles salpicados de sangre volaron hacia ella y cayeron en un montón desordenado a su alrededor.
«¡Ya he visto suficiente! ¡Macauley sacó a ese periodista de la carretera, casi mata a Millie, y todo fue idea tuya! ¡Estos archivos, estas fotos… revelan la verdad!».
La mirada de Brandon ardía con algo casi monstruoso mientras la fulminaba con los ojos.
Dejó que cada palabra cayera pesadamente en el aire. «¿Cómo pudisteis Macauley y tú llegar tan lejos?».
Las manos de Vivian se apoyaron contra el frío suelo, con la mirada fija en las pruebas esparcidas. Una foto la miraba fijamente: ella y Macauley, cogidos del brazo, entrando en un hotel.
«Se acabó». El pensamiento resonó en su cabeza.
Esta vez no había escapatoria.
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