Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 942
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Capítulo 942:
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«¡Nuestro mayor triunfo fue matar al hijo de Millie sin que nadie se diera cuenta!».
Esas dos frases bastaban para dejar claro lo unidas que estaban Vivian y su aliada.
«Siempre puedes confiar en ti…», repitió Brandon con voz áspera.
La ordenada pila de documentos de Eugene lo confirmaba todo. La conexión entre Vivian y Macauley había sido sólida desde el principio. ¿Cómo podía actuar de forma amistosa con alguien que una vez la había agredido sexualmente?
Solo había una respuesta. Todo había sido cuidadosamente planeado. Todo, solo una gran actuación.
Una risa silenciosa se escapó de los labios de Brandon.
Vivian había insinuado una vez que el accidente de coche de Millie había sido un montaje, que Millie se lo había hecho a sí misma para llamar la atención. Pero la verdadera responsable había sido Vivian desde el principio.
Le costaba asimilarlo. Nunca había pensado que una mujer pudiera ser capaz de algo tan despiadado. Había confiado en Vivian sin dudarlo.
Una sola lágrima cayó sobre el documento y se desvaneció en el papel. Ahora veía las cosas como eran: una red de mentiras, un truco cruel, todo patas arriba. ¿En qué podía creer ahora?
Sus pensamientos se dirigieron a Millie. A sus hijos. A la familia que debería haber sido. El dolor le oprimía el pecho. Sentía como si el suelo se hundiera bajo sus pies.
La presión finalmente lo quebró y escupió sangre sobre los archivos esparcidos frente a él.
—¡Sr. Watson! —El grito de Eugene rompió el silencio.
Eugene salió corriendo en busca de ayuda, pero Brandon negó con la cabeza, cansado. Se limpió la sangre de la boca, giró la silla de ruedas y se dirigió a la puerta del sótano. Respiró hondo, la empujó y desapareció en el interior. La puerta se cerró detrás de él y Vivian levantó la vista.
Vivian había estado absorta en sus pensamientos, ajena al caos que se había producido momentos antes. Pero su mente ya estaba trabajando, trazando su próximo movimiento. Primero, tenía que mantener a Brandon tranquilo. Quizás podría utilizar su sufrimiento de hacía un año como ventaja, al menos para conseguir que la dejara salir de allí. Ninguno de los antiguos planes importaba ahora. Si encontraba la más mínima oportunidad, huiría.
Con una determinación cada vez mayor, Vivian observó cómo Brandon entraba y cerraba la puerta tras de sí. Corrió a su lado.
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—Brandon… —Su voz se quebró y empezó a llorar. Cayó a sus pies, agarrándose a su pierna, con lágrimas corriendo por su rostro—. Cometí un terrible error. Los celos por Millie nublaron mi mente. Te prometo que nunca volveré a mencionar lo que pasó…
«Antes, dejémoslo estar. Sea lo que sea lo que haya pasado entre nosotros, dejémoslo en el pasado. Ya no nos debemos nada el uno al otro».
Vivian lloró. «Deberías hablar con ella. Arreglar lo que se ha roto. Iré contigo si quieres. Millie aún no se ha casado con Myron. Tú nunca la traicionaste, la culpa es mía. Si le contamos la verdad, quizá podamos arreglar las cosas».
Vivian mantuvo la mirada fija en el suelo, con los hombros temblando y las lágrimas corriendo por sus mejillas.
«Haré lo que tú quieras», suplicó entre sollozos. «Si prefieres que desaparezca, envíame lejos. Me iré al extranjero y no volveré nunca más. Te prometo que nunca más tendrás que preocuparte de que me interponga entre tú y Millie».
Que la echaran parecía su mejor opción.
Si eso no lo convencía, planeaba ofrecerle hablar con Millie ella misma. Seguramente, Brandon no rechazaría esa oferta.
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