Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 933
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Capítulo 933:
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«Se la han llevado discretamente», dijo Eugene, sosteniéndolo. «Nadie ha sido alertado. Está en un lugar seguro».
«Bien». La voz de Brandon era gélida, sus ojos duros, con una determinación aterradora. Vivian había contratado a alguien para hacer daño a Millie, la había empujado por las escaleras y había matado a su hija, todo ello mientras fingía estar enferma y lo engañaba por completo. Su culpa por Millie solo era comparable al odio que ahora sentía por Vivian.
—Llévame con ella —ordenó.
—Sí, señor. —El corazón de Eugene latía con fuerza mientras empujaba la silla de Brandon hacia la puerta. Sintió una oleada de alivio. Si no hubieran persistido en la búsqueda de Macauley, quizá nunca habrían dado con el escondite de Vivian.
El barrio deteriorado estaba plagado de delincuentes. Vivian había desaparecido en él, pero el destino la había traicionado. Fue una agradable sorpresa cuando la encontraron. Las explosivas noticias de los últimos días le habían hecho despreciar profundamente a Vivian. Ese odio no hizo más que crecer después de escuchar las grabaciones de la cuidadora. Vivian incluso tenía planes malvados para él.
Brandon fue subido al coche, que los llevó rápidamente a una villa aislada. En el sótano, la voz de Vivian resonaba, aguda y furiosa.
«¡Déjenme salir! ¿Quiénes son ustedes? ¡No pueden retenerme aquí! ¡Esto es ilegal!».
El hambre la había empujado finalmente a salir de su refugio ese mismo día. Disfrazada con una máscara, un sombrero y un abrigo, pensó que estaba a salvo. Pero apenas tuvo tiempo de desenvolver su comida antes de que unos desconocidos la agarraran y se la llevaran a rastras. Al principio pensó que era la policía, pero una vez allí se dio cuenta de que no era así. Tenía sospechosos, pero ninguna certeza.
«¿Me han oído?», gritó, con la mente a mil por hora. «¡Conozco a Brandon Watson! Si se entera, ¡se arrepentirán! ¡Déjenme salir!».
Se oyó un clic en la puerta. Un guardia la abrió.
El corazón de Vivian dio un salto, pensando que su amenaza había funcionado. Pero pronto, su rostro se congeló. Entró una silla de ruedas. El rostro de Brandon emergió de las sombras, frío e inflexible.
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Vivian se quedó paralizada por la sorpresa. Solo había mencionado el nombre de Brandon, pensando que sería suficiente para asustar a la gente. Pero ahora, ahí estaba Brandon, justo delante de ella.
¿Significaba eso que todos esos hombres trabajaban para él?
Sus pensamientos se agolpaban en su mente. ¿Seguía aferrado a lo que había pasado en la escalera del hospital? ¿Seguía negándose a creer su versión de la historia?
Vivian se obligó a respirar lentamente. El vídeo solo mostraba cómo ella miraba a Millie unas cuantas veces. Se produjo un altercado y ella chocó accidentalmente con el brazo de Brandon. Eso era todo. Se podía explicar como un simple accidente. No había pruebas reales en su contra. Si lloraba, si elegía cuidadosamente sus palabras, Brandon la dejaría marchar. Con ese pensamiento, sus nervios se calmaron.
Para entonces, Eugene ya había acompañado a los demás fuera. La puerta se cerró con un clic. Las manos de Brandon se aferraron con tanta fuerza a los reposabrazos que se le marcaron las venas. Sus ojos no se apartaron de Vivian. Quería rasgar su máscara, desgarrar su dulce y hermosa superficie y descubrir la oscuridad de su verdadero y podrido yo.
Antes de que pudiera hablar, Vivian rompió a llorar. Se precipitó hacia él y se derrumbó de rodillas a su lado. Las lágrimas le corrían por las mejillas.
—Brandon, me has asustado mucho. Pensé que estaba volviendo a pasar lo mismo que el año pasado…
Ella confiaba en que el recuerdo ablandaría su corazón. Pero Brandon ni se movió ni habló. Sus sollozos llenaron el sótano, resonando en las paredes. Los minutos pasaban lentamente. Su silencio hacía que sus lamentos parecieran forzados.
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