Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 922
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos dos veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 922:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
«Allí estaré», prometió Millie, y colgó el teléfono.
Al mismo tiempo, Brandon contestó su propio teléfono. Una voz masculina se escuchó al otro lado de la línea, oficial y enérgica. «Hola, ¿es Brandon Watson?».
«Sí», respondió Brandon, con tensión en la voz.
«Solicitamos su colaboración en un caso relacionado con el accidente de coche de su exmujer. Por favor, acuda a la comisaría», dijo la persona que llamaba.
Brandon apretó el teléfono con más fuerza y miró a Millie, que estaba al otro lado de la habitación, junto a la puerta.
Los dos vehículos circulaban a toda velocidad por la carretera. En el primero iban Millie y Myron; en el segundo, Brandon. Ambos se dirigían a la comisaría.
La cuidadora de Vivian, sentada en el asiento del copiloto, parecía tensa, con las manos entrelazadas. Al notar su inquietud, Myron habló con voz baja y firme. «Tu petición es salir de Crobert sana y salva y volver a Flaville. No importa lo que Brandon tenga en mente, me encargaré de que llegues a casa. Acudiste a nosotros porque conoces la reputación del Grupo Elliott incluso en Flaville. Por eso me buscaste para esta negociación. Y…».
La miró a los ojos por el espejo retrovisor. La amabilidad que solía mostrar seguía ahí, pero ahora ardía con un tono más duro. «Solo puedes contar conmigo en esto», dijo.
La cuidadora entreabrió los labios como para responder, pero luego los volvió a cerrar. Él tenía razón. Después de revelar la grabación de Vivian en el estudio floral, había estado escondida durante días. Vivian era despiadada; en cuanto se supiera su paradero, la perseguiría y la silenciaría para siempre.
Brandon era solo un plan B: nunca había estado segura de cuál era su verdadera postura. Amaba a Millie, sí, pero siempre había mostrado demasiada compasión hacia Vivian. La cuidadora temía que, si su determinación volvía a flaquear, la entregara a Vivian.
Myron era diferente. Con su influencia en la logística marítima y su silenciosa devoción por Millie, era la apuesta más segura. Su única preocupación era si él decidiría ayudar, por lo que había involucrado a Brandon en el plan.
Ella asintió levemente con la cabeza y volvió a mirar su teléfono sin decir nada. Satisfecho, Myron centró su atención en Millie. Ella estaba sentada mirando por la ventana.
Disponible ya en ɴσνє𝓁α𝓼4ƒαɴ.c♡𝗺 sin interrupciones
Su reflejo en el cristal revelaba una expresión aparentemente tranquila, pero él reconoció la tormenta de sentimientos encontrados que ella reprimía.
En el coche de Brandon, Eugene no dejaba de mirar por el retrovisor. Las lesiones de Brandon estaban lejos de curarse por completo; todavía dependía de una silla de ruedas. En ese momento, su rostro estaba mortalmente pálido.
Eugene dejó escapar un lento suspiro. Los moretones en el cuerpo de Brandon no eran nada comparados con el golpe que le habían asestado las duras palabras de la cuidadora. Todo lo que Brandon había hecho por Vivian —las promesas cumplidas, la indulgencia mostrada— se había convertido en una amarga burla. Le dolía profundamente porque la mujer a la que realmente amaba había sido la más herida por ello. Ay…
Eugene dirigió la mirada hacia el coche que tenían delante. Vivian había contratado a un hombre para matar a Millie. Su malicia ya no era solo un rumor; se trataba de un delito real. Se preguntó qué les esperaba en la comisaría y si Brandon tendría fuerzas para afrontarlo.
Al poco tiempo, llegaron. Lynda parpadeó con leve sorpresa al ver a ambas partes llegar juntas.
—Estábamos juntos, discutiendo algunas cosas cuando llamaste —dijo Eugene con ligereza—. Más vale que lo hablemos todo de una vez.
.
.
.