Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 87
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Capítulo 87:
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Al visitar el perfil de usuario de Fray con creciente temor, vio que a Fray también le habían impuesto una suspensión de siete días.
Anteriormente, Seville solo había sentido una leve irritación por la situación, pero ahora una ira ardiente recorría sus venas. Esto no era más que pura intimidación. ¿No era simplemente un esfuerzo calculado para silenciar las voces opositoras? El silencio generalizado de repente tenía mucho sentido: todos habían sido efectivamente amordazados mediante la intimidación.
Sin embargo, Seville poseía la tenacidad de alguien que se negaba a rendirse sin resistir. Rápidamente accedió a una cuenta secundaria, movilizó su red de contactos y lanzó una campaña específica con la etiqueta #YesterdayLiveSound, decidido a amplificar las voces silenciadas.
A medida que el movimiento digital cobraba impulso en las plataformas sociales, Millie se encontró mirando un mensaje que había aparecido en la pantalla de su teléfono de Brandon.
«El estado de mi abuelo ha empeorado considerablemente. Pide verte».
Millie apretó los dedos alrededor del teléfono hasta que sus nudillos se pusieron blancos, y la silueta cada vez más frágil de Derek se materializó en su mente. Recordó con dolorosa claridad que la motivación original de Brandon para casarse con ella había sido levantar el ánimo de Derek durante sus últimos años.
Aquel día crucial permanecía grabado en su memoria: los dos estaban sentados junto a la cama del hospital, mientras las máquinas zumbaban suavemente de fondo. Brandon le había cogido la mano con suave determinación y había anunciado: «Abuelo, he traído a Millie a verte. Tenemos pensado casarnos pronto».
A pesar del debilitamiento físico de Derek, había reunido las fuerzas suficientes para señalar con un dedo tembloroso a Brandon y declarar: «Si tus sentimientos no son sinceros, no desperdicies sus preciosos años. ¡Me niego a aceptar sacrificios hechos únicamente por mi felicidad momentánea!».
El ascenso meteórico de la familia Watson se había originado cuando Derek se aventuró por primera vez en el mundo de los negocios décadas atrás. Se había convertido en la base inquebrantable sobre la que se construyó todo el imperio Watson. Cuando Derek hablaba, todos los miembros de la familia y socios comerciales escuchaban con reverente atención.
¿Cómo podía alguien ser testigo de una preocupación tan desinteresada sin sentirse profundamente conmovido? Ese día sagrado, Brandon había hecho un voto solemne junto a la cama de Derek, jurando e e que su amor era auténtico y prometiendo amar a Millie durante toda su vida juntos.
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Pero las circunstancias habían cambiado drásticamente desde entonces.
Por fin, Millie apretó los ojos y dejó que el peso de la realidad se posara sobre sus hombros. El tiempo había demostrado ser una fuerza implacable de transformación. Brandon ya había iniciado los trámites de divorcio y ambos habían acudido juntos al juzgado, como era su obligación, solo unos días antes.
Ocultarle la noticia a Derek era lo máximo que podía hacer para protegerlo. No había nada más que pudiera hacer, ni tenía la fuerza emocional para intentarlo.
Con esa sobria constatación asentándose en ella, Millie cerró la aplicación de chat con determinación.
Al otro lado de la extensa ciudad, Brandon permanecía inmóvil en el lujoso asiento de cuero de su Bentley negro azabache, con la mirada fija en el mensaje que había enviado con creciente desesperación. Habían transcurrido tres angustiosos minutos desde entonces. La respuesta de Millie seguía brillando por su ausencia en su pantalla.
Brandon se desplazó hacia arriba por el historial de conversaciones y se dio cuenta de algo inquietante: la última vez que ella había iniciado el contacto había sido antes de su cita en el juzgado.
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