Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 863
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Capítulo 863:
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Si no hubiera sido por la filtración del usuario 567, Brandon nunca se habría enterado de la existencia de su segundo hijo. Dirigió su mirada hacia Vivian.
Ella seguía jugando al mismo juego, actuando con inocencia.
¿De verdad creía que unas pocas lágrimas podían borrarlo todo? ¿Que podían simplemente retomar donde lo habían dejado?
Él debía de haberle hecho creer eso. La había tolerado por la promesa que había hecho, conteniéndose por el bien de alguien a quien realmente quería.
«Ya están los resultados de la prueba, Vivian. ¿Qué más tienes que decir en tu defensa?». Los ojos enrojecidos de Brandon la quemaban.
Vivian respondió a su ira con nada más que odio. Odio hacia el usuario 567. Odio hacia Millie. Sabía que este día llegaría, el día en que su mentira saldría a la luz, pero esperaba que fuera en el momento adecuado.
Casarse primero con Brandon le habría dado la oportunidad de suavizar las cosas una vez que se revelara la verdad. Si fuera necesario, incluso podría utilizar un embarazo para calmarlo.
Ella sabía que lo único que él siempre había querido era tener un hijo. Era lo único que le obsesionaba.
Su éxito había estado tan cerca, y sin embargo…
—¡Contéstame! —ladró Brandon.
Vivian retrocedió, sollozando. «No mentí; la agencia me engañó. Me convencieron de que estaba enferma para vender su medicina».
—¡Vivian! —espetó Brandon, perdiendo finalmente la paciencia. Se levantó, la agarró por el cuello y la empujó contra el cabecero.
«¿Qué tan tonto crees que soy?», murmuró Brandon, con voz cargada de pena y dolor.
El pecho de Vivian latía con fuerza.
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«¡Habla!».
«¡Fingí estar enferma, ¿y qué?», gritó Vivian en respuesta.
Todo esto era culpa de Millie.
Ella era la responsable de todo esto.
¡Millie la había empujado a ello!
Con cada pensamiento, el resentimiento de Vivian hacia Millie se hacía más profundo. Sus ojos se llenaron de malicia.
«¿No está ahora con Myron? ¿Por qué demonios sigue entrometiéndose en mi vida?». Su ira hacía que su pecho subiera y bajara rápidamente. «¿Por qué tiene que tenerlo todo?».
Brandon, sorprendido, ni siquiera estaba seguro de haberla oído bien.
Vivian continuó, con la respiración entrecortada, mirándolo con ira.
«¿Qué más da ahora que lo sabes? ¡Millie no es más que basura! ¡Una auténtica zorra!».
En un instante, Brandon la agarró por el hombro, con el rostro desencajado por la furia, y la sujetó con fuerza. Miró a Vivian con incredulidad.
¿Qué estaba pasando? ¿Por qué actuaba así? ¿De verdad eran palabras suyas?
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