Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 855
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Capítulo 855:
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«Lo sé», dijo Charles, acercándose para despeinarle el pelo con cariño. «Lo entiendo. No te preocupes».
Desde la pantalla de la videollamada, la voz de Egbert resonó de repente a través de los altavoces, quejándose en voz alta de que lo ignoraban. Alexia se rió y golpeó juguetonamente la lente de la cámara.
Después de eso, el tiempo pareció transcurrir tranquilamente.
Cuando Millie finalmente se despertó, el sol ya comenzaba a ponerse en el horizonte.
Se cambió de ropa y bajó las escaleras, atraída por el sonido de voces familiares y los apetitosos olores que provenían de la cocina.
«¡Millie! Por fin te has levantado», exclamó Alexia, que fue la primera en verla bajar las escaleras.
El rostro de Millie se iluminó con una sonrisa sincera mientras se apresuraba a dar a Alexia un cálido abrazo.
«¿Te has tomado el día libre?», preguntó Millie, sin dejar de sonreír mientras se apartaba para mirar a su amiga.
«He cambiado el turno con uno de mis compañeros», explicó Alexia rápidamente, y luego añadió: «Mi hermano también. Los dos queríamos estar aquí hoy».
La sonrisa de Millie se desvaneció ligeramente al mencionar a Giffard, y la incertidumbre se apoderó de su expresión.
Alexia se dio cuenta del cambio inmediatamente y le apretó la mano para tranquilizarla. —No te preocupes por nada. Mi hermano ha pasado página de verdad. A partir de ahora, piensa en él como yo lo hago: como parte de la familia. —Se inclinó hacia ella y le susurró al oído: —Todo va a salir bien.
Millie quería creerla, pero no podía deshacerse de sus dudas. Alexia había dicho cosas similares antes, pero luego las cosas se habían complicado de nuevo.
Mientras seguía perdida en sus pensamientos, Giffard apareció en la puerta de la cocina con un alegre delantal de flores que le quedaba completamente fuera de lugar.
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La imagen era tan inesperada que Millie tuvo que mirar dos veces.
«Hola, dormilona», dijo Giffard con una sonrisa relajada, saludando con una cuchara de madera.
Millie asintió con la cabeza, todavía procesando la imagen surrealista de él en modo doméstico. —Justo a tiempo. La cena está casi lista —anunció Giffard, con una sonrisa completamente natural y despreocupada. Cuando la miró, sus ojos tenían la misma calidez clara y sencilla que tenían años atrás, cuando solía mirarla a ella y a Alexia como si fueran sus hermanas menores.
En ese momento, Millie finalmente lo entendió: él realmente había dejado atrás el pasado y había seguido adelante. Sus ojos se llenaron de lágrimas de alivio.
Ella le devolvió el gesto con la cabeza, y su propia sonrisa atravesó las nubes de preocupación que se cernían sobre ella.
La mansión Elliott estaba llena de calidez y risas esa noche. Casi todos los amigos y familiares a los que Myron pudo contactar habían acudido para mostrar su apoyo a Millie. En cuanto a los crueles comentarios que se difundían por Internet, nadie en la casa les prestó atención.
Todos creían que, una vez que se publicara el informe médico de Vivian, la verdad acabaría finalmente con los rumores.
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