Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 846
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos dos veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 846:
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
La alegría sustituyó a las sombras en la expresión de Myron, como la luz que ahuyenta la oscuridad.
Tomó a Millie en sus brazos y selló su entendimiento con otro beso que sabía a promesas y nuevos comienzos.
El coche se deslizó sin prisas hacia la mansión Elliott, llevándolos hacia su futuro compartido.
Mientras tanto, la ansiedad carcomía al guardaespaldas de Brandon mientras se acercaba a la habitación privada, golpeando la puerta con los nudillos antes de abrirla y descubrir a Brandon desplomado en el suelo, con la cabeza gacha en señal de derrota.
Brandon parecía completamente destrozado, como si el mundo se hubiera derrumbado a su alrededor.
«Sr. Watson, ¿qué le ha pasado?», preguntó el guardaespaldas con creciente pánico, abandonando la silla de ruedas que empujaba para correr hacia la figura inmóvil de Brandon y agitar frenéticamente las manos ante su mirada vacía.
Sin haber presenciado la devastadora escena que se había desarrollado dentro de la habitación, el guardaespaldas observó la expresión vacía de Brandon y comenzó a sospechar que había sufrido algún terrible traumatismo craneal.
«¿Sr. Watson? ¡Sr. Watson, por favor, respóndame!».
Pero Brandon permaneció encerrado en su infierno particular, con la mirada fija en un punto invisible del suelo, como si viera cómo sus sueños se desvanecían en la nada.
El pánico se apoderó del guardaespaldas, que agarró a Brandon por los hombros y lo sacudió desesperadamente.
Brandon no mostró reacción alguna. Los dedos temblorosos del guardaespaldas buscaron a tientas su teléfono, listo para llamar a una ambulancia.
En su frenética prisa, el codo del guardaespaldas golpeó la taza de café abandonada por Millie, haciendo que rodara por la mesa.
No te lo pierdas en ɴσνєʟα𝓼4ƒ𝒶𝓷.𝒸ø𝗺 para ti
El líquido oscuro se extendió por la superficie a cámara lenta, creando patrones abstractos.
El café ya se había enfriado por completo.
La mirada de Brandon se posó en la taza volcada y una risa áspera escapó de su garganta, amarga como el veneno.
La taza de cerámica yacía abandonada, su contenido esparcido por la superficie, una ofrenda olvidada de café frío que reflejaba a la perfección su propia existencia abandonada.
Ella lo había descartado con la misma facilidad con la que había abandonado esa taza de café. Mientras los dedos del guardaespaldas se movían frenéticamente por la pantalla de su teléfono, preparándose para pedir ayuda, la mano de Brandon se extendió y cubrió el dispositivo con una fuerza sorprendente.
El alivio inundó el rostro del guardaespaldas al ver que Brandon finalmente salía de su estado catatónico.
—Sr. Watson, permítame ayudarle a ponerse de pie —dijo, acercando la silla de ruedas con eficiencia antes de ayudar a Brandon a acomodarse en su familiar abrazo.
El espíritu de Brandon seguía abatido mientras el guardaespaldas lo guiaba hacia el coche que los esperaba, con el cuerpo moviéndose sin ningún propósito ni dirección reales.
«¿A dónde le llevo, señor Watson?», preguntó el guardaespaldas una vez que se acomodaron en el interior de cuero del coche.
«Lléveme a mi apartamento», respondió Brandon, con voz hueca y distante. El vehículo se abrió paso por las calles de la ciudad, llevándolo de vuelta al edificio que antes le había parecido un refugio, pero que ahora se alzaba como un mausoleo.
.
.
.