Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 833
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Capítulo 833:
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«Vivian, ¿por qué no te haces un chequeo? Una vez que tengas los resultados, todo quedará claro», dijo alguien.
Esa simple sugerencia sacudió a Vivian hasta lo más profundo.
«¡No lo haré!», espetó, haciendo que quien había hablado se sobresaltara.
«Millie, ¿quién sabe qué planes has tramado entre bastidores? ¡No voy a caer en tu trampa! ¡No voy a ir! ¿Qué es lo que realmente quieres de mí?».
Millie miró los papeles destrozados sobre la mesa, con voz suave pero afilada como una navaja.
«Solo quiero lo que me corresponde por derecho».
Sus palabras atravesaron a Vivian como una espina.
«Está asustada. Si realmente está enferma, cualquier hospital puede demostrarlo fácilmente. Pero probablemente no lo esté. Millie ya ha mostrado pruebas», murmuró la multitud.
La ira de Vivian estalló, extendiéndose como un incendio forestal.
«¡Todo es por tu culpa!», gritó, con los ojos ardientes de odio.
Todo —sus planes, sus sacrificios, sus cuidadosamente elaboradas estrategias— arruinado por Millie. Estaba tan cerca de convertirse en la esposa de Brandon y, ahora, una vez más, Millie se interponía en su camino.
Millie permaneció en silencio, observándola.
Y en ese silencio, Vivian se sintió más humillada que si la hubieran ridiculizado abiertamente.
«¡Ahhh!», gritó Vivian de repente, levantando las tijeras y lanzándose sobre la mesa. Todo sucedió en un abrir y cerrar de ojos.
La multitud se quedó sin aliento y se desató el caos mientras los guardaespaldas luchaban por contener a la multitud. Los periodistas se quedaron paralizados y las cámaras se les resbalaron de las manos. Los gritos llenaron el lugar.
Era demasiado tarde para detener a Vivian.
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«¡Millie!
«¡Cuidado!».
«¡Ha perdido la cabeza!».
Los ojos de Vivian brillaban con locura mientras empujaba las tijeras hacia adelante.
No muy lejos, Brandon estaba siendo empujado en silla de ruedas por su guardaespaldas, observando la escena que se desarrollaba en la transmisión en vivo.
Myron también se abrió paso entre la multitud, pero no pudo llegar a tiempo para ayudar a Millie.
Las tijeras de Vivian se abatieron con fuerza brutal, y sus labios se curvaron en una sonrisa retorcida de satisfacción. Si sus mentiras estaban condenadas a salir a la luz, arrastraría a Millie con ella.
Quería que Millie muriera.
Las tijeras estaban a solo unos centímetros del pecho de Millie cuando Vivian se quedó paralizada.
Su muñeca quedó atrapada en un firme agarre, dejándola indefensa.
Por un momento, el tiempo pareció detenerse.
No muy lejos, Myron apretó los labios con fuerza, sin dejar de abrirse paso entre la multitud, mientras que Brandon, que hacía unos instantes estaba sentado en una silla de ruedas, ya se obligaba a ponerse de pie y avanzar.
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