Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 805
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Capítulo 805:
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Entonces comenzó a alejarse, con destino al santuario del baño, donde podría luchar solo contra sus demonios.
Los ojos de Millie siguieron el camino de su partida, bebiéndose cada detalle de su silueta en retirada.
La pregunta que había rondado su corazón durante tanto tiempo finalmente exigía una respuesta: ¿existía realmente el amor entre ellos?
La verdad irrumpió en su conciencia como el amanecer que rompe la oscuridad: sí, absolutamente sí.
Se encontró preguntándose si había llegado el momento de soltar su férreo control sobre los fantasmas del pasado.
La respuesta se susurró a sí misma a través de su alma en ese momento. Anhelaba renacer, una vida sin las crueldades del pasado. También anhelaba un compañero que pudiera caminar a su lado hacia ese brillante mañana.
Myron luchó contra la rebelión de su cuerpo, obligándose a mantenerse erguido con una disciplina férrea. Pero en ese momento crucial, los brazos de ella se enroscaron alrededor de su cuello como cadenas de seda, atándolo a ella.
Una descarga recorrió todo el ser de Myron mientras la electricidad bailaba por su piel. Su mirada buscó la de ella, solo para descubrir que su rostro se había apartado con tímida vulnerabilidad, con las mejillas sonrojadas por el deseo y la incertidumbre.
En ese instante explosivo, su mente racional pareció detonar en mil fragmentos brillantes.
Pensar con coherencia se volvió absolutamente imposible, ya que su cuerpo se movió con instinto primitivo, reclamando sus labios una vez más con renovado fervor.
El beso ardió con una pasión desenfrenada que incendió el aire que rodeaba sus cuerpos entrelazados.
La moderación se derrumbó como muros antiguos ante una marea imparable.
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La pasión saturó cada molécula de oxígeno mientras él sentía su vacilación bailando con una rendición floreciente, sin muros de resistencia que se levantaran para bloquear su camino.
Mientras se balanceaban al borde del precipicio de la unión completa, sus palmas acunaron el rostro de ella mientras sus ojos se embriagaban con su expresión ligeramente aturdida, con el corazón latiéndole con fuerza contra las costillas.
Su garganta se movió convulsivamente mientras su voz emergía áspera por la necesidad. «Millie, ¿de verdad te has preparado para este momento? Necesito oírte decirlo».
Millie estudió al hombre que se cernía sobre ella con una claridad y determinación recién descubiertas. Este no era el rostro que le había traído pesadillas: este era Myron, su santuario y su salvación.
«Sí, estoy lista», susurró, con palabras que apenas eran más que un suspiro en el aire cargado.
Los rasgos de Myron se transformaron con una sonrisa que irradiaba pura alegría mientras sus labios reclamaban los de ella una vez más, y sus cuerpos se convertían en poesía escrita en carne y fuego.
Por fin la poseía, completa, totalmente, eternamente.
Una euforia pura inundó el pecho de Myron, amenazando con salir a borbotones por su piel. El control se convirtió en un concepto ajeno, ya que el deseo exigía satisfacción, anhelando profundidades que nunca se había atrevido a imaginar posibles.
Bajo la bendición plateada de la luna, sus sombras se extendían hasta el infinito a través de las paredes que eran testigos del triunfante resurgimiento del amor.
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