Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 77
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Capítulo 77:
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La camisa del miembro del equipo se empapó de sudor frío mientras su mente buscaba desesperadamente soluciones viables. «¿Quizás podríamos implementar este enfoque estratégico? Podemos enfatizar que no eres una vocalista con formación profesional, pero que aun así has logrado un éxito tan notable en tu debut. ¡Destacar este increíble contraste te garantizaría destacar por encima de todos los demás competidores!».
Vivian asintió secamente, aunque sus ojos seguían ardiendo con una intensidad peligrosa. El hombre se secó el sudor y sintió un alivio momentáneo. Sin embargo, la satisfacción de Vivian seguía siendo frustrantemente incompleta.
Mientras observaba al hombre dar instrucciones a su equipo, su voz transmitía una precisión letal. «Johnny, yo personalmente he guiado a tu equipo hasta la posición que ocupas hoy. Sabes perfectamente lo que todos hemos sacrificado para llegar hasta aquí».
El hombre, Johnny Holland, sintió nuevas oleadas de sudor brotando de su frente mientras esbozaba una sonrisa servil en su rostro. «Antes de esto no era nada; solo soy…».
Estoy aquí porque hemos unido fuerzas. Así que, por favor, quédate tranquila, Vivian. Entiendo perfectamente que nos necesitamos mutuamente, y solo ayudándote a conseguir la mano de Brandon podremos alcanzar nuestros propios sueños de éxito».
«Excelente». Vivian asintió con la cabeza mientras su mirada permanecía fija en la actuación en directo.
Un astuto plan comenzó a tejerse en sus pensamientos como hilos de seda formando una telaraña. Esta enigmática enmascarada que se hacía llamar Serena poseía un talento formidable y, dado que era muy probable que fuera la amante de Charles, cualquier confrontación directa resultaría peligrosamente imprudente. En cambio, Vivian la convertiría en un arma. ¿Por qué luchar con una espada cuando podía simplemente agarrarla por la empuñadura y blandirla ella misma?
Esta idea hizo que una sonrisa depredadora se dibujara en los labios de Vivian. Ya tenía el control total sobre Serena. Mientras Serena albergara cualquier sueño de sobrevivir en el mundo del espectáculo, el devastador secreto de su aborto espontáneo serviría como palanca perfecta. Al menos durante toda la competición «Heavenly Melody», la mantendría bailando como una marioneta con hilos invisibles.
Si este devastador escándalo estallara en los medios de comunicación, la base de fans de Serena se desmoronaría y su valor comercial se evaporaría por completo, sellando su tumba profesional para siempre. Si las amenazas no funcionaban, podría recurrir a tentar a Serena con beneficios para controlarla.
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La sonrisa de Vivian irradiaba pura satisfacción mientras contemplaba cómo ayudar a Serena a derrocar a Millie y reclamar su legítimo lugar como novia oficial de Charles se convertiría en la máxima motivación que la impulsaría hacia adelante. Con esta magistral estrategia cristalizándose en su mente, Vivian sintió que sus tensos músculos finalmente se rendían a la relajación.
Dirigió su mirada hacia Johnny, que estaba ejecutando metódicamente sus órdenes cuidadosamente elaboradas, y le recordó con insistencia: «Hoy debo emerger como la campeona indiscutible del programa».
Johnny levantó la cabeza de golpe, con expresión de confusión por el implacable énfasis de Vivian en este punto en particular.
Ella se inclinó hacia él y bajó la voz hasta convertirla en un susurro conspirador. «En lo que respecta a la estrategia de marketing para Serena, he desarrollado un enfoque completamente diferente».
Vivian se acercó aún más para susurrarle su plan secreto directamente al oído a Johnny, y él respondió con gestos de asentimiento pensativos a medida que la comprensión se reflejaba en su rostro. Intercambiaron sonrisas cómplices que lo decían todo sobre su conspiración compartida.
Mientras tanto, en el santuario del salón privado de Millie, Charles se había marchado para ocuparse de asuntos urgentes de negocios, dejando a su fiel asistente Barbara al cuidado atento de las necesidades de Millie. Los dedos de Barbara se desplazaban por el interminable contenido de Internet, y su ceño fruncido marcaba líneas cada vez más profundas en su frente con cada momento que pasaba.
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