Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 748
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Capítulo 748:
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Cuanto más escuchaba Giffard, más crecía su sensación de inquietud. La presencia de Myron junto a Millie no era sorprendente, y saber que ella estaba dormida debería haber sido algo normal. Sin embargo, había algo en ello que le inquietaba profundamente.
Su voz se endureció. «¿Qué ha pasado? Dime la verdad».
Myron miró a Millie, que seguía dormida, y soltó un largo suspiro antes de hacerse a un lado. «Está enferma», admitió. «El asunto es complicado. Te lo explicaré todo cuando regreses… ¿Millie?».
Antes de que Myron pudiera terminar, Giffard oyó un ruido de fondo. Entonces, la línea se cortó.
La inquietud de Giffard se convirtió en pánico. Inmediatamente, llamó a Alexia. «¿Qué le pasa a Millie? ¡Habla ahora mismo!».
Al darse cuenta de que ya no podía ocultarlo, Alexia confesó. Cuando terminó su explicación, añadió nerviosa: «Pero no te preocupes, Giffard, Millie ya está mejorando».
Las palabras le golpearon como un mazazo. ¿Cómo no iba a preocuparse? Tenía que volver inmediatamente.
Le temblaba la mano mientras agarraba el documento manchado de sangre, con la herida del brazo aún supurando. No había tiempo que perder: tenía que llevar el documento a casa de inmediato.
Cómo se atrevía Brandon.
Y Vivian… su descaro al engañar a todo el mundo era asombroso.
Giffard haría que Brandon afrontara la verdad sobre la mujer que tanto…
En Crobert.
Alexia dejó lentamente el teléfono, con el pecho oprimido por la inquietud. Le preocupaba que Giffard pudiera perder el control al escuchar la noticia, por lo que había optado por guardar silencio. Pero ahora…
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Alexia dejó escapar un suspiro profundo y cansado, inquieta. Tras pensarlo un momento, marcó un número y escribió un mensaje.
En la mansión Elliott, el reloj ya había dado las 10 de la noche. En cuanto se oyó un ruido en el dormitorio, Myron entró corriendo.
Millie yacía despierta en la cama, con la mirada fija en el techo. Otra pesadilla la había despertado. Era uno de esos sueños inquietantes que volvían noche tras noche, dejándola indefensa y agotada.
No le encontraba sentido. Durante años había luchado con todas sus fuerzas solo para seguir adelante. Cada vez que se le presentaban obstáculos, nunca se había planteado rendirse; siempre había buscado formas de seguir adelante.
Y, sin embargo, después de todo ese esfuerzo, su vida no se parecía en nada a lo que había esperado. Había intentado una y otra vez salir de ese pozo sin fondo, pero ahora… era como las pesadillas que dominaban su sueño: implacables e imposibles de escapar. ¿Sería ese su destino para siempre? ¿Nunca llegaría la curación?
Se sentía agotada hasta los huesos.
—Millie. —Una mano encontró la suya. Al girar la cabeza, Millie vio a Myron, con el rostro ensombrecido por el resplandor de la lámpara nocturna.
No dijo nada, solo lo miró. Quería tranquilizarlo con una sonrisa, fingir que estaba bien. Pero ni siquiera tenía energía para mentir. Millie solo podía mirar en silencio.
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