Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 713
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Capítulo 713:
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No podía soportar la idea de que unos desconocidos la asustaran en su frágil estado.
El ataque de Brandon ya había destrozado por completo su sensación de seguridad. Myron consultó su reloj y descubrió que ella había permanecido recluida en el interior durante un tiempo alarmante.
—¿Millie? —llamó Myron a través de la barrera.
El silencio respondió a su pregunta desde el otro lado.
Frunció el ceño con creciente preocupación mientras daba varios golpes firmes contra la superficie de madera.
—Millie, ¿has terminado de bañarte? —insistió Myron, alzando ligeramente la voz.
Una vez más, no hubo respuesta desde el interior.
El miedo comenzó a descender fríamente por su pecho.
Golpeó la puerta con mayor urgencia. Su voz subió varios tonos cuando declaró: «Millie, háblame. Voy a entrar».
Myron contó tres segundos y luego empujó la puerta con el hombro y la derribó.
Al cruzar el umbral, se quedó completamente inmovilizado ante la horrible escena que tenía ante sí.
Ella yacía desplomada sobre el borde de cerámica de la bañera, con el cuerpo flácido e inmóvil.
Una esponja empapada permanecía apretada entre sus pálidos dedos, mientras que la piel que se extendía desde su esbelto cuello hasta su pecho estaba en carne viva y salvajemente abrasionada.
El agua de la bañera se había transformado en un inquietante charco carmesí.
«¡Millie!».
Su mente recordó lo que había presenciado antes. Esos eran los lugares marcados con la sangre vil de Brandon. El labio partido de Brandon había sangrado, y dondequiera que sus labios habían tocado…
Su pecho, concretamente, presentaba un paisaje horriblemente destrozado. Sus dientes habían marcado su carne con recuerdos permanentes.
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Un temblor recorrió las manos de Myron mientras se apresuraba a recoger su cuerpo inerte en sus brazos. La envolvió con una toalla gruesa con desesperado cuidado.
Maggie, que había estado merodeando cerca de la puerta, se quedó sin aliento ante la horrible escena. «¿Está bien la señorita Bennett?».
Myron se limitó a negar con la cabeza. «Llame al equipo médico inmediatamente. Vigile a Ari. No deje que vea esto».
—Entendido, señor Elliott —respondió Maggie antes de marcharse con urgencia.
Dos médicas llegaron con impresionante rapidez, incluida Rita, la especialista en evaluación psiquiátrica.
El médico de la familia Elliott ordenó inmediatamente a su asistente de enfermería que limpiara y vendara adecuadamente las extensas heridas de Millie.
Las lesiones en sus muñecas habían alcanzado proporciones graves, tras haber soportado las restricciones de Brandon contra el marco de la cama, lo que le dejó profundas marcas por sus desesperados intentos por liberarse.
A continuación, se produjeron las laceraciones autoinfligidas en el pecho. Mientras la doctora continuaba con sus cuidados médicos, Rita exhaló un largo y angustiado suspiro.
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