Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 555
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Capítulo 555:
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Millie se quedó mirando el collar. Nunca había imaginado que el chico que conoció un día estaría ante ella de esta manera.
En aquel entonces, no le había dado mucha importancia. Solo quería ayudar a un joven de su misma tierra natal que hablaba su mismo idioma y que estaba pasando por dificultades.
Extendió la mano y cogió el colgante.
Myron notó la emoción en sus ojos.
No eran más que unos niños y su encuentro había sido breve.
Para ella, había sido un pequeño gesto de amabilidad. Para él, lo había sido todo.
En aquel entonces, él los veía a ella y a James como sus salvadores. Se sentía impotente, pero se hizo una promesa: se haría fuerte y descubriría la verdad detrás de la muerte de James.
Más tarde, la traición los volvió a unir. Y la bala que debería haberlo matado lo llevó hasta ella.
«Cuando regresé», dijo, «ya estabas con Brandon. Incluso casada. Seguí investigando la muerte de tu padre, pero la verdad se me escapaba. Noté que había una fuerza oculta detrás de todo y no podía superarla. Tenía que esperar el momento adecuado».
Muchos habían intentado descubrir la verdad sobre la muerte de James a lo largo de los años. Aunque Myron había sido uno de ellos, no podía arriesgarse a revelar su vínculo con la familia Bennett. Eso solo traería más peligro.
Incluso ahora, solo confesaba su amor en la quietud del cielo.
Creía que Brandon amaba a Millie y la trataba bien, que ella estaría a salvo con él. Así que Myron enterró sus sentimientos.
Pero ahora, Brandon la había dejado marchar.
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Ahora era su turno. La amaría por completo. Sin miedo.
Una sola lágrima cayó de la mejilla de Millie y aterrizó en el diamante azul. Miró el colgante que tenía en la mano. Tras la muerte de su padre y la caída de la familia Bennett, casi no le quedaba nada de su pasado. Este era uno de los tesoros que él le había regalado, lo que lo hacía aún más especial.
«No llores», dijo Myron. Extendió la mano, le quitó la máscara y le secó las lágrimas con delicadeza. Le acarició la cara y la miró a los ojos.
—Confía en mí, Millie —le dijo—. Descubriremos la verdad. Recuperaremos a la familia Bennett. Es solo cuestión de tiempo. Confía en mí.
Ella lo miró fijamente, abrumada por la emoción.
Luego, en voz baja, preguntó: «¿Me ayudas a ponérmelo?».
«Por supuesto», respondió él, cogiendo el collar y colocándoselo alrededor del cuello.
La gema se posó sobre su piel, firme y cálida. Era como otro latido.
«¿Adónde vamos ahora?», preguntó ella.
«A revivir los momentos en los que te amé», respondió Myron. «Quiero que sepas que mi amor por ti no es gratitud. No es una forma de demostrar nada. Te amo, Millie. De verdad. Simplemente porque te amo».
Un magnífico globo aerostático flotaba en el cielo azul marino, mientras que, muy por debajo, un elegante coche de lujo trazaba su camino por sinuosas carreteras.
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