Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 548
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Capítulo 548:
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«Pero si sigues así… ¿de verdad crees que Millie y tú podréis arreglar las cosas?». Las palabras de Darden dieron en el clavo en medio de sus confusos pensamientos.
Brandon permaneció en silencio, mirando fijamente las luces de colores del arcoíris que había sobre su cabeza, sin sentir nada más que una pesada grisura en su pecho.
No podía responder. Lo único que podía hacer era aferrarse, obstinadamente, a lo único que aún creía que era correcto.
El tiempo parecía pasar sin que se diera cuenta.
Era el momento de la tercera cita de Millie y Myron.
Esta vez, se reunieron en una pequeña isla a solo quince minutos de Crobert. La isla solía acoger eventos públicos y, en los últimos días, una actividad constante había despertado la curiosidad sobre lo que estaba ocurriendo allí. Incluso Millie había oído los rumores.
Pero cuando Myron la recogió, finalmente lo entendió. Todo lo que estaba sucediendo en la isla había sido planeado para ella.
Mientras subían al barco, ella lo miró y le preguntó: «¿No es un poco extravagante?».
Él sonrió. «No somos solo nosotros dos».
Eso solo aumentó su curiosidad.
Partieron al atardecer, con el sol bajo, proyectando una luz carmesí sobre el agua. Quince minutos más tarde, llegaron.
Caminaron un poco y doblaron una esquina. Lo que Millie vio la dejó sin palabras.
La calle que tenían delante parecía sacada de un sueño. Cristales bordeaban el camino. El humo de hierbas y especias exóticas quemándose flotaba en el aire, con un aroma intenso y misterioso. Estrañas y hermosas vistas los rodeaban.
Justo después de la entrada, algo llamó la atención de Millie.
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Un hombre con una túnica de mago estaba de pie bajo una linterna, realizando trucos con facilidad, sacando objetos de la nada. En un momento dado, apareció un anillo brillante en su mano y, con un movimiento rápido, se transformó en varios globos atados con una cuerda.
Millie observó atentamente, tratando de averiguar cómo lo había hecho.
Antes de que pudiera, él se inclinó y le entregó los globos. Se volvió hacia Myron, solo para darse cuenta de que había desaparecido mientras ella estaba distraída con el espectáculo de magia.
La cuerda de globos ya estaba en su mano.
El aroma de hierbas y especias se acercaba. Desde una ventana cercana, una corriente de burbujas flotaba hacia fuera, rodeándola.
A la luz del sol poniente, la escena parecía sacada de un cuento de hadas. Con la cuerda de globos en una mano, Millie extendió la otra para tocar las coloridas burbujas.
Una burbuja grande, envuelta en varias más pequeñas, estalló suavemente. Un hombre apareció donde había estado.
Llevaba un traje negro y una media máscara. Sus manos estaban cubiertas por guantes blancos y sostenía un sombrero de copa.
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