Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 413
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Capítulo 413:
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El silencio se extendió por la habitación.
El hombre se quedó paralizado, indeciso entre avanzar o retroceder.
Entonces Millie volvió a hablar. «Parece que te he hecho un pequeño corte con la paleta. Quizás deberías ir a limpiarte».
Él se aferró a la salida que ella le ofrecía.
Murmurando amenazas entre dientes, se dirigió hacia la salida.
Pero cuando llegó a la puerta, se detuvo y miró hacia atrás. «Luchas tan duro por Brandon. Haces todo por él. Pero, ¿y si un día te deja? ¡Te convertirás en el hazmerreír de todo Crobert!».
Millie no lo miró. Se volvió hacia el resto de la sala. «¿Alguien más quiere intentarlo?».
Nadie respondió.
El hombre soltó un último resoplido. «¡Te arrepentirás de esto!».
Pero Millie no dijo nada. Simplemente ganó la tanzanita sin problemas.
Debido a sus repetidas pujas, el precio había subido más de lo esperado.
El vídeo mostraba a continuación cómo ella recibía la gema más tarde con una suave sonrisa.
Alguien cercano le preguntó: «Parece muy feliz, señora Watson. ¿Hay algo especial en esta tanzanita?».
Millie contempló la piedra de color azul intenso y sonrió con ternura. «Si tuviéramos un hijo, sería una joya preciosa para él. Creo que a Brandon también le encantaría».
Este vídeo se hizo viral en Internet.
Millie rara vez se dejaba ver en público desde que se casó con Brandon. La mayor parte del tiempo daba la impresión de ser distante, más como una figura secundaria junto a Brandon que como alguien real.
Era raro verla tan animada.
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Este vídeo cambió eso. Reveló su fuerza, su decisión y su profunda lealtad hacia Brandon.
«Parecía tan amable y feliz hablando de la tanzanita, de su futuro hijo y de su marido. Entonces, ¿por qué acabó vendiéndola?».
«¿Por qué? ¿No es obvio? ¿De verdad eres tan ingenuo?».
El debate en Internet seguía siendo encendido.
En la finca Moonlit, Brandon ya no podía mantenerse en pie. Se dejó caer al suelo y vio el vídeo en silencio.
Recordó el momento en que ella le había sonreído y le había colocado suavemente la mano sobre su vientre. «Cuidaré mucho mi salud», le había dicho ella. «Podremos tener otro hijo en el futuro».
El hijo que habían perdido en Flesta era una herida que nunca se cerró.
Nunca hablaban de aquellos días.
Ese dolor perduraba, demasiado profundo como para volver a él. Se había refugiado en sus brazos, persiguiendo la esperanza de crear algo nuevo.
Se convirtió en su obsesión.
Sin embargo, incluso había competido con ella por la piedra natal que ella había elegido para su futuro hijo.
Aún no habían tenido hijos, pero la tanzanita significaba algo más. ¿En qué pensaba ella cuando pujaba contra él? ¿Le dolía ver a Vivian sentada a su lado mientras él levantaba la paleta una y otra vez?
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