Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 39
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Capítulo 39:
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«La atropelló un coche», dijo Alexia, con voz repentinamente dura y fría, desprovista de toda emoción. «Si aún te queda algo de conciencia, ven aquí».
Brandon pisó el freno con fuerza. Los neumáticos chirriaron contra el asfalto y el coche se detuvo.
Una bocina sonó detrás de él, seguida de una serie de maldiciones airadas. Pero Brandon apenas las oyó. Apretó con fuerza el volante cuando Alexia colgó.
A su lado, Vivian lo había oído todo. Al principio no dijo nada, pero entonces su teléfono vibró.
Echó un vistazo y luego lo guardó lentamente. Se volvió hacia Brandon y sus ojos se abrieron con preocupación.
—Brandon… ¿de verdad le habrá pasado algo? Debemos irnos, ahora mismo. —Su voz temblaba, llena de preocupación—. No parece algo sin importancia. Parece grave. Gracias a Dios que la han llevado al hospital Crobert. Y Alexia está allí, su mejor amiga. Estará en buenas manos, pero… Brandon, debemos darnos prisa. Millie te ha llamado muchas veces, debe de ser importante.
Parecía que iba a llorar. Pero cuando apartó la cara, había un brillo en sus ojos que no coincidía con su tono de voz.
Un accidente de coche era grave, sí. Pero ahora Millie había acabado en un hospital donde trabajaba su mejor amiga y que dirigía el padre de su mejor amiga. Esas llamadas perdidas podían interpretarse fácilmente como parte de un plan cuidadosamente elaborado. ¿De verdad podría estar llamándole sin parar si estuviera gravemente herida? Vivian no lo diría en voz alta, pero sus palabras lo sugerían claramente. Millie y Alexia, formando equipo de nuevo.
Aun así, Vivian siguió con su máscara puesta.
Las lágrimas rodaban por sus mejillas. «Brandon, sé que ahora estás conmigo. Pero si le pasara algo y ni siquiera fuéramos… Me sentiría culpable para siempre». Se giró de repente y tosió en su mano. Cuando volvió a levantar la vista, tenía sangre en la comisura de los labios.
Brandon la miró rápidamente. Vivian se apresuró a guardar la pequeña cápsula de sangre en su bolso.
«Estoy bien», dijo con voz temblorosa. «No te preocupes por mí. Solo… llévanos al hospital».
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Brandon no dijo nada. Arrancó el coche y el Aston Martin giró, dirigiéndose al Hospital Crobert.
Dentro del Hospital Crobert, Alexia se movía inquieta, paseándose por la sala con la preocupación reflejada en su rostro.
Millie tenía sangre Rh negativo y, cuando habló por primera vez de interrumpir el embarazo, Alexia tomó precauciones y organizó un suministro de sangre por adelantado, solo por seguridad.
No había pasado mucho tiempo desde ese momento y las reservas de sangre aún no se habían repuesto. ¿Y si algo salía mal y Millie necesitaba una transfusión de inmediato?
La amistad entre Alexia y Millie había comenzado antes de que ninguna de las dos supiera andar. Estaban siempre juntas, incluso de niñas.
Alexia había crecido rodeada de medicina, con su casa llena de historias de curaciones y estanterías repletas de libros de texto. Sin embargo, gran parte de sus conocimientos eran de segunda mano, obtenidos de historias y no de situaciones de emergencia reales.
Todo cambió el día en que ella y Millie se escaparon para vivir una aventura secreta. Impulsada por su ansia de emociones fuertes, Alexia robó la moto de su hermano y convenció a Millie para que la acompañara en un viaje salvaje.
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