Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 381
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 381:
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
En los días siguientes, una vorágine de acontecimientos sacudió el mundo online. La disputa entre Millie y Brandon explotó en las redes sociales, y sus nombres aparecieron por todas partes cuando la historia se hizo viral de la noche a la mañana. Por la mañana, un nuevo titular ya había acaparado toda la atención.
La última serie de Vivian estaba de repente en todas partes, un programa vagamente inspirado en Glimmer Of Love, aunque el título había sido astutamente modificado a Love Of Vivian con fines promocionales, sustituyendo su propio nombre para generar el máximo revuelo.
La serie contaba una historia agridulce: dos desconocidos unidos por el destino, envueltos en un romance, solo para que la tragedia los golpeara cuando uno de ellos enfermó gravemente y murió.
El tráiler causó revuelo en Internet. En una escena conmovedora, la heroína grababa una demo en el estudio, volcando sus sentimientos en cada nota, mientras el protagonista masculino escuchaba en silencio en la habitación contigua, completamente cautivado pero incapaz de confesar sus sentimientos.
Más tarde, esa misma demo resonaba de forma inquietante mientras la protagonista femenina moría en sus brazos, y la música despertaba recuerdos de su felicidad perdida y acentuaba el desamor.
En cuestión de horas, el tráiler se había vuelto viral. Los espectadores inundaron las secciones de comentarios, ávidos de nuevos cotilleos y debatiendo ya los giros de la historia de amor y los golpes emocionales.
El revuelo en torno a Millie y Brandon se había desvanecido hacía tiempo, convirtiéndose en noticia del pasado.
«Casi lloro solo con el tráiler. Cuando se estrene la serie, sin duda la veré primero».
«Esta es la historia de amor de Vivian y Brandon, ¿verdad? Es desgarradora: Vivian muere en sus brazos mientras suena su canción… No puedo soportarlo».
«¡Que la estrenen ya! ¡Estoy lista para verla en cuanto salga!».
Mientras Millie se desplazaba por los comentarios, una sonrisa divertida se dibujó en sus labios. Cuanto antes se estrenara la nueva serie de Vivian, antes podría Millie seguir adelante con su demanda.
También había oído rumores de que Vivian estaba decidida a conseguir que la serie fuera aprobada para su emisión en cines, pero ese proceso de revisión se alargaría. Millie dudaba que Vivian pudiera lograrlo.
Tu historia continúa en ɴσνєʟα𝓼𝟜ƒαɴ.çø𝗺
Leía todo esto sentada en la sala de conferencias del Grupo Watson, con su abogado a su lado.
Deslizó el acuerdo de divorcio por la pulida mesa hacia Eugene, lo miró fijamente y le exigió que le devolvieran todos los bienes, incluida la antigua empresa familiar Bennett, ahora bajo el control del Grupo Watson.
—Eugene, por favor, haz un inventario completo. Quiero que la entrega se complete en dos días. Este es mi abogado, Darrion Clark. Si hay algún problema, puedes ponerte en contacto con él directamente. —Señaló al hombre que estaba de pie junto a ella, cuya presencia irradiaba una autoridad tranquila.
Millie había previsto que llegaría este día desde que incluyó esa cláusula única en el acuerdo desde el principio. Se había reunido con un abogado mucho antes de seguir adelante con su plan.
El nombre de Brandon figuraba claramente al pie del acuerdo que habían firmado. Si nada salía mal, la aprobación podría tramitarse directamente a través de los canales de la empresa.
Eugene estudió su copia del documento, con una expresión de preocupación en el rostro. No había duda de su autenticidad: Millie aún tenía el original y Brandon conservaba su versión, lo que le daba a Eugene todas las pruebas que necesitaba.
—Sra. Watson, esto… —comenzó Eugene, pero se calló al oír el ritmo entrecortado de unos tacones que se acercaban.
.
.
.