Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 326
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Capítulo 326:
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Hayden levantó las cejas. «Si no quieres hablar, como quieras. Pero, ¿qué te trae por aquí, en realidad? No habrás venido solo para charlar, ¿verdad?». Una chispa de comprensión cruzó su rostro. «Espera, ¿Millie está metida en algún lío?».
Brandon bajó la mirada, asimilando el peso de la pregunta.
Tras una pausa, respondió en voz baja: «Nos vamos a divorciar».
El acuerdo era solo una fachada, un plan para volver a casarse al cabo de medio año, pero la tristeza seguía aferrada a él.
Esta vez, la sorpresa se reflejó en el rostro de Hayden. «¿Divorcio? ¿Tu familia finalmente se ha vuelto en su contra? Qué mala suerte tiene. Ella te ama con todo su corazón y haría cualquier cosa por ti, y ahora la estás dejando de lado. Me imagino las lágrimas… Probablemente esté destrozada. ¡Sinceramente, es la mejor noticia que he recibido en todo el año!».
La risa de Hayden resonó en el auricular, aguda y chirriante.
La visita llegó a su fin. Brandon colgó el teléfono y se puso de pie.
Una última mirada a Hayden le mostró que seguía perdido en una cruel diversión.
A decir verdad, nunca se trató de que su familia rechazara a Millie. El divorcio fue…
«Señor, es hora de irse». La voz de un guardia rompió el momento.
Brandon se dio la vuelta por fin y salió de la habitación.
Cuando las pesadas puertas se cerraron tras él, se dio cuenta de la razón por la que había venido. Las palabras que necesitaba oír eran «te quiere con todo su corazón».
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Oír esas palabras era lo único que finalmente calmaba la inquietud en el pecho de Brandon.
Salió de la prisión y dejó que la ciudad lo engullera, vagando sin rumbo durante horas.
Sus pasos lo llevaron finalmente a una calle frente a un jardín de infancia.
Brandon no salió del coche, simplemente se quedó allí sentado, observando desde lejos cómo los niños jugaban y reían en el patio.
En medio del ruido, Ari estaba sentada en una mesita, con la cabeza gacha, dibujando junto a sus amigos.
Al observarla, Brandon sintió una calma desconocida desplegarse silenciosamente en su interior, aliviando el dolor que había estado soportando.
Mientras tanto, Millie estaba sentada con un diseñador, con la expresión oculta tras una mascarilla médica, mientras discutían los detalles del vestuario para la final de Heavenly Melody.
Su teléfono vibró, interrumpiendo la conversación.
«Lo siento, tengo que contestar», comentó Millie, levantándose y saliendo al pasillo.
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