Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 322
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Capítulo 322:
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Tras una mañana agitada, Brandon finalmente se dispuso a almorzar, aflojándose la corbata mientras se sentaba a la mesa.
Justo cuando bajó la vista para ver qué iba a comer, el apetitoso aroma del estofado de ternera se elevó desde un cuenco humeante colocado ante él.
Se detuvo, arqueando una ceja con leve sorpresa, y luego miró a Eugene. Frotándose la nuca, Eugene esbozó una sonrisa incómoda. «Sr. Watson, no parecía muy satisfecho con el estofado de ternera del restaurante la otra noche, así que le he traído el estofado casero de mi madre. Ella jura que es su mejor plato».
Brandon se limitó a inclinar la cabeza en señal de reconocimiento, sin decir nada más.
Un suave golpe rompió el breve silencio.
La mirada de Brandon se desplazó hacia la puerta, donde Vivian se detenía, su figura enmarcada por la luz que se filtraba desde el pasillo.
Entró y se quedó momentáneamente desconcertada al ver el estofado que adornaba la mesa de Brandon.
Eugene se enderezó, con curiosidad en los ojos. —¿Necesita algo, señorita Simpson?
Vivian le dedicó a Eugene una cálida sonrisa. —He traído el mismo plato para Brandon. He oído que no ha encontrado ningún restaurante en Crobert que sirva un guiso de ternera decente, así que lo he cocinado yo misma. Vamos, Brandon, pruébalo. Dime qué te parece.
Eugene se quedó callado y miró de reojo a Brandon en busca de alguna reacción. Brandon, tan sereno como siempre, aceptó el recipiente que le ofrecía Vivian, lo colocó cuidadosamente sobre la mesa y probó el estofado de ternera.
«¿Y bien?», preguntó Vivian inclinándose hacia delante, con los ojos brillantes de expectación. «¿Te gusta?».
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Brandon se tomó su tiempo, saboreando el plato.
El estofado estaba perfectamente bien, bastante agradable, pero aún así no alcanzaba el inconfundible toque de Millie.
Aun así, respondió con un gesto de asentimiento: «Está bueno».
El rostro de Vivian se iluminó con satisfacción. Empujó el recipiente hacia él y lo animó a comer un poco más.
La irritación se reflejó en el rostro de Brandon mientras enviaba a Vivian a hacer un recado, ansioso por tener un momento de paz.
Momentos después, llamaron a la puerta: otra entrega de comida, esta vez de la mansión Watson.
Levantó la tapa y descubrió, como era de esperar, un estofado de ternera humeante y una nota doblada cuidadosamente colocada junto a él.
En el interior, la audaz letra de su abuelo se extendía por toda la página. «Me he enterado de tu misión de búsqueda del estofado de ternera. Brandon, echas de menos a Millie, ¿verdad? Tráela a casa. No hay nada que una conversación sincera no pueda arreglar. Somos una familia. Eso es lo que importa».
Al leer esas palabras, Brandon sintió un nudo en el pecho.
Pero la fecha se cernía sobre su mente: el último día antes de que se formalizara su divorcio.
Tres raciones diferentes de estofado de ternera estaban sobre la mesa delante de Brandon.
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