Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 287
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Capítulo 287:
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Cuando el Grupo Watson estaba pasando por su transformación, Millie había sido su compañera de viaje constante, siguiéndolo de un destino a otro. Con ella a su lado, los largos días y las noches inciertas nunca se sentían vacíos.
Ella siempre había sido una fuerza de luz, rebosante de energía, irradiando esperanza infinita.
«Brandon, lo conseguiremos», solía susurrarle al oído. «Pase lo que pase, me quedaré contigo. Llegaremos juntos a la cima».
«Confío en ti», decía con una sonrisa radiante. «Así que tú también tienes que confiar en mí».
Brandon apretó los puños con fuerza mientras sus pensamientos volvían a aquella noche en la finca Moonlit. Millie estaba allí, frágil y llorosa, con el ánimo apagado como una flor que ha permanecido demasiado tiempo al frío.
Sus puños temblaban por la tensión mientras Serena bajaba su instrumento y hacía una elegante reverencia al público.
Brandon cerró los ojos.
Estalló una ovación, fuerte e implacable, como una tormenta que azotaba la sala. Todo el mundo la aplaudía.
En solo cinco minutos y treinta segundos, entre cambios de vestuario y todo lo demás, Serena había mostrado una serie de habilidades a la perfección.
Más allá de la técnica, demostró su maestría en el arte de contar historias.
El presentador subió al escenario cuando se encendieron las luces.
«¡Demos otro aplauso a Serena por su maravillosa actuación!», exclamó el presentador con voz llena de entusiasmo.
Los aplausos volvieron a sonar, rugiendo por la sala como una tempestad.
El presentador se volvió hacia Serena, con los ojos brillantes de admiración. «Serena, nunca dejas de sorprendernos. Después de tu última actuación, Deep Sea, no podía dejar de preguntarme qué harías a continuación. ¡Y ahora lo sé!».
Millie soltó una suave risa mientras cogía el micrófono. «Gracias». Tras un breve intercambio, llegó el momento de dirigir su último mensaje al público.
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Millie no volvió a actuar. Lo que acababa de ofrecer ya era más que suficiente, y su cuerpo estaba agotado.
«Gracias a todos, tanto a los que estáis aquí con nosotros como a los que nos veis desde diferentes partes del mundo. Hoy se celebra la cuarta ronda de Heavenly Melody, y no habría llegado tan lejos sin vuestro apoyo y el duro trabajo de todo el equipo». Millie mantuvo una sonrisa impecable, que se volvió aún más cálida cuando vio la expresión agria de Vivian en el jurado.
«He oído algunos rumores desfavorables sobre mí, pero creo que el talento habla más alto que los rumores infundados. Así que, si les ha gustado lo que han visto, ¡por favor, voten por mí!».
Con eso, hizo otra profunda reverencia.
El sudor mezclado con restos de maquillaje le resbalaba por la cara y caía al suelo del escenario, brillando bajo las luces. Era un reflejo de su duro trabajo y sinceridad.
No necesitaba grandes palabras ni discursos floridos, solo la verdad. Millie entendía que al público allí presente no se le permitía usar el teléfono, por lo que quizá no estuviera al tanto de los rumores que circulaban por Internet.
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