Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 238
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Capítulo 238:
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Una tensión repentina se apoderó de sus sienes y Brandon se dio cuenta de que le estaba dando dolor de cabeza.
Aun así, con solo medio año por delante para Vivian, no se atrevía a juzgar sus decisiones con demasiada dureza.
La mirada de Vivian permaneció fija en su perfil, con la mente trabajando en busca de respuestas. Necesitaba salir ganando desde el principio; era la única forma de demostrar que, incluso siendo una recién llegada, podía dejar a los profesionales a la sombra. Ganar no era solo una cuestión de trofeos para Vivian; su verdadero objetivo era eclipsar por completo a Millie.
Dejar que Serena ocupara el centro del escenario le robaría cualquier oportunidad de demostrar su valía. La victoria en ese momento la haría inexpugnable: Vivian simplemente tenía que salir victoriosa.
Mientras tanto, el Bentley se abría paso entre el tráfico, y Millie ya había recogido a Ari.
El elaborado maquillaje de sirena había desaparecido. Ahora Millie paseaba por un pasillo de materiales de arte, con la pequeña mano de Ari entre las suyas.
La pasión de Ari por el dibujo había sido la chispa: Millie había comprado uno de sus cuadros y, a partir de ahí, había florecido una profunda conexión.
—Señorita Bennett, ¿cree que podría tener estos? —preguntó Ari, señalando tímidamente un paquete de pinceles nuevos.
Millie se agachó para mirarla a los ojos y le apartó un mechón de pelo de la frente. —Ari, no tienes por qué ser tímida conmigo. Lo que tu corazón desee, yo me encargaré de que lo tengas.
Los ojos de Ari brillaron de felicidad, saboreando la tranquilidad.
Aun así, se mantuvo consciente, seleccionando solo las herramientas artísticas que realmente necesitaba, sin querer ser derrochadora.
Al observar esta suave moderación, Millie sintió que su cariño por Ari se hacía aún más profundo.
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Detrás de la alegre apariencia de Ari, se escondía un reto: padecía una comunicación interventricular, un defecto cardíaco congénito.
En busca de respuestas, Millie había llevado a Ari a visitar a Alexia, donde se enteró de que la afección de Ari no era mortal. Con cirugía y cuidados diligentes, Ari podría llevar una vida sana. A pesar de ello, los padres de Ari la habían abandonado, dejándole cicatrices de inseguridad y miedo a no ser querida.
Pasara lo que pasara, Millie trataría a Ari como si fuera su propia hija, decidida a ayudarla a superar cualquier obstáculo.
Una vez pagada la cuenta, Millie tomó suavemente la mano de Ari mientras salían a la noche.
Siguieron un paseo tranquilo, en el que Ari se echó a reír al contar divertidas anécdotas de sus días en el jardín de infancia. Su alegría compartida resonó en toda la manzana. En ese momento, un Bentley pasó a toda velocidad junto a ellas, con su carrocería pulida brillando bajo las luces de la ciudad.
Oculto tras los cristales tintados, Brandon no pudo evitar fijarse en la felicidad despreocupada de los rostros de Millie y Ari. Una inesperada calidez se apoderó de él.
Poco después, Millie se encontró en la entrada de la sala privada que Charles había reservado para su reunión. Dentro, Seville, Alexia y Sheridan ya habían llegado y esperaban a Charles, que aún estaba de camino.
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