Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 201
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Capítulo 201:
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Al darse cuenta de que Brandon se alejaba, los ojos enrojecidos de Vivian se fijaron en él. «¿Por qué te alejas de mí?».
Brandon no la miró a los ojos, sino que le preguntó en voz baja: «¿Te encuentras bien? ¿Estás bien de salud?».
Esa pregunta hizo que Vivian se detuviera; confundió su retirada con preocupación por su bienestar.
Un tímido rubor tiñó sus mejillas mientras respondía: «Estoy bien. Solo quiero que te quedes conmigo esta noche. ¿Por favor? De verdad que estoy bien».
Ambos sabían exactamente lo que significaba su invitación; no había necesidad de sutilezas entre adultos.
En lugar de sentirse atraído, Brandon sintió cómo la tensión se acumulaba en sus sienes.
Las intenciones de Vivian eran perfectamente claras y, aun así, él no sentía ningún interés. A pesar de su seductor camisón y del perfume que había elegido cuidadosamente, su cuerpo y su mente simplemente no respondían.
El deseo brillaba por su ausencia.
Acercándose, Vivian le tomó la mano e intentó llevarla a su pecho.
Eso fue suficiente: Brandon se levantó del sofá.
—¿Brandon? —le llamó Vivian, confundida.
Dándole la espalda, él respondió con tono tranquilo: «No estás bien. Descansa un poco».
Un temblor se apoderó de la voz de Vivian. «¿Hay algo en mí que no te gusta?».
Brandon no respondió.
Las lágrimas hicieron que sus palabras temblaran. —¿Por qué a ella sí se le permite y a mí no?
No ocultó nada. «Quiero estar contigo, Brandon. ¿No podemos tener esta única noche?».
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Los sentimientos de Brandon no cambiaron. No había chispa, ni interés.
Dirigiéndose hacia la puerta, esgrimió una excusa. «Tengo que irme. La abuela me espera para desayunar mañana por la mañana».
El grito de Vivian lo detuvo en seco, crudo y suplicante. «¡Brandon!».
Brandon se dio la vuelta y la vio, completamente expuesta y temblando de emoción.
Las lágrimas le surcaban las mejillas mientras le suplicaba: «¿Por qué no puedes darme lo que quiero, solo por esta vez?».
Sin dudarlo, cerró la puerta tras de sí para protegerla de las posibles miradas indiscretas del pasillo y se acercó a ella.
Con delicadeza, recogió su ropa y se la colocó sobre los hombros. Su voz sonaba cansada, despojada de toda pretensión. —Esta noche no me siento capaz. Estoy completamente agotado.
No sentía absolutamente ningún deseo, ni siquiera el más mínimo atisbo. La desnudez no servía para acortar la distancia entre ellos; Brandon se sentía vacío por dentro mientras miraba a Vivian.
Solo logró decir en voz baja: «Cuídate».
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