Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 197
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Capítulo 197:
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Derrotado, dejó que el silencio se prolongara.
Con el ceño fruncido por la frustración, finalmente se incorporó, sin querer aumentar su sufrimiento.
Sus ojos se detuvieron en ella, arrugada y destrozada sobre las sábanas. El calor aún latía bajo su piel, pero con esfuerzo, apartó las manos y se obligó a alejarse de ella.
Un músculo se tensó en su mandíbula mientras cerraba los ojos con fuerza, luchando por someter su propio deseo.
La pálida luz de la luna se derramaba por el suelo, iluminando cada silencioso detalle de la habitación. Escuchó cómo sus sollozos se desvanecían lentamente, incapaz de consolarla a ella o a sí mismo.
Un movimiento llamó su atención: Millie se enderezó, recomponiéndose.
Se abrochó rápidamente la camisa, se secó las lágrimas de las mejillas y se ajustó los pantalones. Varios botones habían desaparecido, arrancados por su impaciencia, y ahora no se encontraban por ninguna parte.
—Te conseguiré una camisa nueva —dijo Brandon en voz baja, con la mirada fija en ella. Sus labios estaban enrojecidos e hinchados, aún con rastros de donde su boca se había detenido. El deseo, que hacía solo unos momentos había sido apartado, ahora amenazaba con desatarse de nuevo. Apretó los puños con fuerza mientras luchaba por controlarse.
Negándose a mirarlo, ella se deslizó fuera de la cama, con los ojos fijos en el suelo. Él vio claramente su intención: estaba decidida a marcharse.
—¿De verdad tienes que irte? —preguntó Brandon con voz tensa, esforzándose por controlar su temperamento.
Sin decir palabra, Millie se levantó, aunque sus piernas temblaban. Irritado, Brandon la agarró y la volvió a tumbar en el colchón. —La abuela espera que nos quedemos aquí esta noche —dijo, con tono amenazador.
La respuesta de Millie fue fría. —No tengo intención de quedarme. Intenta obligarme, Brandon, y solo conseguirás mi odio.
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La frustración se agitaba en su interior, con la mandíbula apretada y el cuerpo tenso por la contención. Ella comenzó a levantarse una vez más, y Brandon estaba listo para estallar, pero el repentino zumbido de su teléfono lo interrumpió. El nombre de Vivian apareció en la pantalla.
Una leve arruga apareció en la frente de Brandon. Hizo una pausa, dudando, pero finalmente aceptó la llamada.
La voz de Vivian se escuchó tensa e insegura. —Brandon, he oído que has vuelto a Moonlit Estate esta noche, con Millie. ¿Es cierto?
«Sí», respondió él con voz monótona.
Con la noticia de su regreso corriéndose por toda la familia, no era de extrañar que Vivian se hubiera enterado de alguna manera.
—¿Estás con ella ahora mismo? —preguntó Vivian, con voz temblorosa, conteniendo a duras penas las lágrimas—. ¿Vais a pasar la noche juntos allí?
Brandon no supo qué responder. Tenían pensado pasar la noche bajo el mismo techo, pero Millie se había negado. Ese era un detalle que Vivian no necesitaba saber.
Su silencio se prolongó entre ellos, y los silenciosos sollozos de Vivian dieron paso a un suave llanto.
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