Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 195
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Capítulo 195:
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La brisa vespertina se mezcló con el alcohol en sus venas, dejando a Millie tambaleante, con las piernas apenas capaces de soportar su peso. Lo único que quería era escapar de ese lugar.
Intentó empujar a Brandon, liberarse de su abrazo.
Pero no se había dado cuenta de lo mucho que había perdido el equilibrio.
—¿Millie? —Brandon frunció el ceño, preocupado.
Ella no respondió.
Sin dudarlo, se agachó y la levantó en brazos.
El suelo desapareció bajo los pies de Millie cuando Brandon la levantó. Ella intentó empujarlo, pero hacía tiempo que había perdido las fuerzas.
«Has bebido demasiado», le dijo él en voz baja, con un sonido que le vibraba en el pecho.
—Déjame bajar —murmuró Millie, con la voz pastosa por el cansancio y el vino.
Brandon la ignoró, recogió sus zapatos y la llevó hacia la villa sin perder el paso.
Las ramas sobre sus cabezas susurraban con la brisa mientras caminaban por el sendero en penumbra. A Millie le daba vueltas la cabeza. Observó cómo los rayos de luna se filtraban entre las hojas, proyectando patrones plateados sobre los hombros de Brandon.
Por un momento, el resplandor difuminó el pasado y el presente, y los recuerdos se fundieron con el presente en la mente de Millie.
Tenía que admitirlo: estaba más ebria de lo que pensaba.
En la puerta, Brandon presionó su pulgar contra el escáner. La cerradura se abrió con un clic y él la dejó suavemente en el umbral.
Ella se apoyó contra la pared para mantener el equilibrio mientras Brandon cerraba la puerta detrás de ellos.
Las lágrimas aún le surcaban las mejillas, y algo en su expresión le oprimía el pecho.
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Al levantarla, se dio cuenta de lo mucho que había adelgazado.
Siempre había sido delgada, pero ahora su fragilidad parecía imposible de ignorar.
«Parece que el vino te ha afectado. ¿De verdad pensabas marcharte en este estado?». La voz de Brandon era suave, pero se notaba cierta preocupación.
Salir así podría ponerla en peligro.
—No necesito tu preocupación —replicó Millie, con la voz ronca y nasal por el llanto.
Brandon soltó un suspiro silencioso, en el que se mezclaban la frustración y la resignación. «Moonlit Estate no es precisamente un lugar donde abunden los taxis. ¿Cómo piensas llegar a casa, a pie?», le preguntó, tratando de hacerla entrar en razón.
La seguridad alrededor de la finca mantenía la zona libre de miradas indiscretas, y los Watson lo preferían así. Normalmente, un chófer de la familia estaría a la espera, pero Millie parecía decidida a salir por su cuenta.
Al verla apretar los labios en un silencio obstinado, continuó: «He visto tu coche fuera. ¿Pensabas ponerte al volante en este estado? Millie, ni siquiera puedes mantener el equilibrio».
Ella se negó a responder, con lágrimas corriendo sin control por su rostro.
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