Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 151
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Capítulo 151:
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Lo que Brandon no podía entender era por qué necesitaba una excusa. Nunca antes había tenido que dar explicaciones.
Millie ya había bajado del helicóptero. Estaba acurrucada en el asiento trasero del Maybach, de camino al hospital. El coche se deslizaba suavemente mientras ella descansaba contra el lujoso asiento.
«¿Cómo te sientes? ¿Estás bien?», preguntó Charles, con evidente preocupación.
Millie asintió ligeramente con la cabeza, indicando que estaba bien, pero mantuvo la mirada fija en la calle que pasaba fuera de la ventana.
La gala la había dejado completamente agotada. Su cuerpo estaba bien, pero su mente se sentía como si hubiera pasado por una tormenta.
La noche era densa y tranquila. Afuera, las ráfagas de viento azotaban los copos de lana de sauce, formando pequeñas nubes que se arremolinaban por la acera.
¿Cuándo fue la última vez que se sintió tan agotada? Debía de haber sido hacía cuatro años, en Proidan.
Estaban en un enorme crucero, envueltos en una acalorada subasta. Las copas tintineaban de fondo mientras un hombre a su lado le agarraba la mano con fuerza, levantando la paleta de pujas una y otra vez.
Mientras los demás dudaban, él se adelantaba, superando cada vez sus ofertas, y su presencia provocaba otra ronda de pujas competitivas. Dos hombres discutían furiosamente, sin darse cuenta de que estaban siendo cuidadosamente maniobrados, empujados y provocados por alguien a quien ni siquiera podían ver.
Él se inclinó hacia ella y le susurró: «Dejar que tus emociones se desborden es la forma más rápida de perder en este juego. Solo obsérvalos».
Ese año se habían asociado, trabajando desde diferentes ángulos para sembrar el caos en la subasta. Agotaron los fondos del principal competidor antes incluso de que el verdadero premio llegara al escenario. Y cuando finalmente apareció, lo consiguieron sin apenas resistencia. Más tarde, se subieron a un pequeño bote que les esperaba, con el artículo subastado a buen recaudo. A sus espaldas, el barco se sumió en la confusión, pero ella se mantuvo firme a su lado.
El viento en la cubierta aquella noche había sido fuerte, pero él la protegió de lo peor. Una vez le dijo que no era el tipo de hombre que hacía declaraciones románticas , pero que ella formaba parte de su futuro. En aquel momento, le había parecido la declaración de amor más bonita.
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Para ella, el amor significaba ser compañeros iguales, avanzar juntos. Por eso, siempre lo había dado todo.
Pero, con el tiempo, todo cambió.
Millie cerró los ojos.
Vivian había entrado en escena.
Charles le pidió en voz baja al conductor que redujera la velocidad. Luego, sacó su teléfono y se puso a desplazarse por la pantalla durante un rato. Su ceño se fruncía cada vez más con cada movimiento de su pulgar.
Millie se dio cuenta. «¿Qué pasa?», preguntó, volviéndose hacia él.
Charles dudó. No quería hablar de eso, pero Millie lo estaba mirando. Finalmente, se dio cuenta de que no tenía sentido ocultarlo. Con lo rápido que se movían las cosas en Internet, ella se enteraría pronto.
Así que le entregó el teléfono.
Millie lo cogió y se puso a desplazarse por el feed.
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