Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 145
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Capítulo 145:
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Las cosas por parte de Vivian y Brandon habían estallado en un completo caos. Cuando se calmó la situación, todo lo que Millie presenció fue a Brandon cogiendo a Vivian en brazos y corriendo con ella hacia la entrada de la villa.
El espectáculo se desarrolló ante los ojos de más personas además de Millie: todos los presentes se quedaron absortos ante la dramática escena.
Charles estudió el rostro de Millie, con la preocupación grabando profundas arrugas en sus rasgos. Las palabras presionaban contra sus labios, exigiendo ser liberadas, pero el mar de periodistas que los rodeaba lo obligó a guardar silencio. En cambio, comenzó a gritar a la multitud.
Los hermanos Elliott absorbieron cada detalle del drama que se desarrollaba. La expresión de Jayceon se torció en una de completo desprecio. Su hermana, a su lado, también puso los ojos en blanco con un desdén apenas disimulado.
Cada observador procesó el caos a través de su propio prisma de juicio.
Millie, sin embargo, simplemente desvió su atención con una indiferencia estudiada. El hombre que acunaba a Vivian contra su pecho bien podría haber sido un extraño en lugar del marido que había compartido su vida durante incontables años. Todo el espectáculo le parecía ajeno a su realidad.
Las sirenas volvieron a sonar desde el interior de la villa, y a su urgente llanto se unió pronto el rítmico zumbido de las hélices de un helicóptero.
Millie inclinó la cabeza hacia el cielo y localizó la aeronave que sobrevolaba en círculos como un buitre mecánico.
Charles se colocó como escudo mientras se dirigían hacia la zona de aterrizaje del helicóptero.
Millie agradeció su ayuda con un breve gesto de cabeza y luego se unió al equipo de seguridad que finalmente había abierto paso entre la multitud que los presionaba, y todos se dirigieron de vuelta a la villa.
El personal del Grupo Evans, que antes estaba atrapado detrás de la barrera humana, había logrado abrirse paso por fin, estableciendo pasillos despejados para los invitados al banquete que se marchaban.
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El éxodo comenzó con una organización sorprendente y, bajo la atenta supervisión del equipo de seguridad, la densa multitud se dispersó gradualmente en corrientes manejables.
Cuando Millie puso el pie en el primer escalón que conducía a la azotea, donde esperaban los helicópteros, se permitió una última mirada atrás.
Muy abajo, en la planta baja, la multitud había formado un círculo natural de espacio. Vivian había salido del estado de inconsciencia y Brandon mantenía su vigilia a su lado, con el cuerpo inclinado hacia ella mientras le susurraba palabras destinadas solo a sus oídos.
Cada línea de tensión en su ceño fruncido y la rígida expresión de sus labios apretados pintaban un retrato de genuina ansiedad por el bienestar de Vivian.
Charles siguió la mirada de Millie y luego habló con suave firmeza. «Debemos irnos ahora».
Millie bajó la mirada y se dio la vuelta, negándose a prestar más atención a la escena que se desarrollaba abajo.
«De acuerdo», respondió, siguiendo los pasos de Charles mientras salían por el pasillo.
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