Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 131
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Capítulo 131:
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Los ecos de su conversación anterior aún rondaban la mente de Brandon.
Sus suaves palabras parecían tener un poder que inquietaba el corazón, peligroso, pero imposible de resistir. Por mucho que lo intentara, Brandon no podía ver su rostro, pero sentía que sus ojos se posaban en él.
En el asiento 823, Millie observaba a Brandon con total compostura.
«¡El postor 888 sube la puja a seis millones!», exclamó el subastador, sin poder contener su emoción. «¿Alguien quiere subir la puja? ¡Por favor, sigan pujando!».
Una oleada de miradas de incredulidad recorrió el público. ¿Quién se atrevería a seguir en este momento? Esa tanzanita solo valía un millón como mucho. Incluso 1,2 millones habría sido excesivo.
Ahora, la puja se había disparado mucho más allá de su valor, y no valía la pena arriesgarse a enfadar a Brandon.
Eso dejaba solo a una persona en la puja, la mujer sentada en el asiento 823. Todas las miradas de la sala se dirigieron de nuevo al mismo lugar en la segunda planta.
Todos lo vieron: su mano apareció una vez más. Con uñas plateadas y piel suave, la mano levantó la paleta con tranquila seguridad.
Una oleada de sorpresa recorrió a la multitud. El subastador hizo una pausa, pero finalmente anunció con entusiasmo: «¡El postor 823 continúa, ofreciendo diez millones!».
¡Diez millones de dólares!
¡Era increíble! ¡El precio se había multiplicado por diez!
La conmoción se extendió entre la multitud y, durante unos segundos, nadie dijo nada. Entonces, el silencio se rompió y el lugar estalló en un alboroto de voces frenéticas.
«¡Sigue pujando!».
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«¡Quienquiera que esté en el asiento 823 realmente quiere enfrentarse a Brandon!».
«¡Hay que tener valor!».
«¿Estamos a punto de presenciar algo histórico?».
«¡Apuesto a que Brandon nunca ha tenido a nadie que le presionara así!».
Las voces resonaban por todas partes, ahogando casi todos los demás sonidos.
Vivian miró con ira hacia el asiento 823, con la mandíbula apretada por la frustración. Estaba tratando de averiguar cuál era el objetivo final de Serena.
Una idea brilló en sus ojos. Tras un momento, le dio la espalda a Brandon, con cuidado de no llamar la atención, y escribió en silencio un mensaje a alguien.
Al otro lado, Brandon volvió a levantar la mano.
«El postor número 888 sigue en la puja. ¡La nueva oferta es de doce millones de dólares!», anunció el subastador.
«¡Doce millones, ahora es doce veces más que el precio original!».
«¡Dios mío, esto es una locura! ¿Hasta dónde llegará? ¿Seguirá subiendo?».
¡Una sola pieza de tanzanita valía ahora doce millones de dólares!
La emoción se apoderó de toda la sala y los focos se centraron en los dos asientos de la segunda planta. Todo el mundo cuchicheaba.
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