Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 111
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Capítulo 111:
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La conexión era buena. Simplemente no había habido ni una sola palabra por su parte.
Una leve tensión tiró de las comisuras de su boca.
—¿Brandon? —preguntó Vivian, observando cómo cambiaba su expresión—. ¿Ha pasado algo?
Brandon cerró los ojos y se guardó el teléfono en el bolsillo. Cuando volvió a levantar la vista, su rostro estaba sereno. Negó ligeramente con la cabeza, pero debajo de la mesa, su mano se cerró en un puño, oculto a la vista.
Los minutos se alargaban mientras el subastador presentaba cada nuevo artículo y los compradores ansiosos hacían rápidamente sus pujas.
En el evento, cada donante podía elegir qué porcentaje de sus ganancias de cada artículo deseaba aportar. Para esta subasta en particular, organizada por el Grupo Evans, se agruparon los artículos con porcentajes de donación coincidentes. A menos que se indicara lo contrario, todos los artículos de esta sesión tenían una tasa de donación del 70 %.
El primer artículo, una antigüedad para animar al público, tenía una tasa de donación más baja, del 50 %, pero todos los artículos siguientes seguían la norma del 70 %.
Dado que esta subasta fue organizada por el Grupo Evans, todos los artículos que se subastaron representaban algo realmente valioso.
Vivian observaba cómo iban y venían los artículos, pero permanecía en silencio, absteniéndose de pujar, plenamente consciente de lo elevados que eran los precios. Estaba decidida a demostrarle a Brandon que podía arreglárselas sola y pagar con su propio dinero, pero no le interesaba hacer compras extravagantes.
Finalmente, justo antes del descanso programado, se presentó un nuevo artículo.
«La siguiente pieza que se subastará es una piedra de tanzanita», anunció el subastador. «Según nuestra valoración, su valor es de al menos un millón de dólares. Es…», continuó el subastador, mientras se mostraba la impresionante tanzanita.
La iluminación de la sala de subastas del Grupo Evans era impecable, y cuando la tanzanita de un azul intenso salió al escenario, atrajo la atención de todos.
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La calidad de la piedra era excepcional, lo que la convertía en una de las gemas más llamativas de la sala.
En una película clásica, la protagonista llevaba un collar descrito como un diamante azul, pero en realidad, la gema utilizada en el atrezo era tanzanita.
Aunque esta tanzanita aún se encontraba en su estado natural, con solo mirarla venía a la mente ese famoso collar.
Mientras la multitud se centraba en la gema, Millie también dirigió su atención hacia ella. Esta tanzanita en particular procedía de su propia colección.
Millie había vendido originalmente la tanzanita a Charles, quien se aseguró de eliminar cualquier detalle identificativo antes de enviarla a subasta.
Cuando tomó la decisión de asistir, Millie sabía que tenía que aportar algo especial. Al fin y al cabo, se trataba de una gala benéfica. Llegar sin una donación habría hecho imposible ganarse la aprobación de Napier.
Su intención esa noche era clara: impresionar a Napier y dejarlo satisfecho con sus acciones.
Aunque la tanzanita no alcanzó los precios astronómicos de otras piezas, seguía teniendo suficiente valor como para reflejar su posición como estrella emergente.
Pero más allá de eso…
Millie bajó la mirada al suelo.
Originalmente había elegido la tanzanita como regalo para el niño que nunca llegó a conocer. Cuando compró la gema, su corazón estaba lleno de ilusión, esperando con ansias la llegada de su bebé.
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