Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 11
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Capítulo 11:
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Abrió el frasco y lo roció una vez. El aroma inundó la habitación.
Recordó cómo él la había besado suavemente después de rociarlo sobre su piel.
«¿Debería meter esto también?», preguntó Alexia al ver el perfume.
Millie la miró y negó con la cabeza. «Déjalo».
Se quitó el anillo de boda que Brandon había elegido sin pensarlo y lo dejó con cuidado sobre la mesa.
Pero mientras los de la mudanza iban y venían por la habitación, se detuvo. Entonces, en silencio, abrió un cajón y guardó dentro tanto el perfume como el anillo. Pronto, la casa quedó limpia de cualquier rastro suyo. Solo quedaron ese frasco y ese anillo.
Hacer las maletas había sido agotador, pero una vez tomada la decisión, todo fue muy rápido. Lo mismo ocurrió con sus sentimientos.
El viento le acariciaba suavemente el pelo mientras el coche se dirigía hacia su nuevo hogar. A sus espaldas, la mansión se desvanecía en el espejo retrovisor.
A veces, para seguir adelante, hay que dejar atrás partes de uno mismo.
Millie tenía cosas que hacer.
La caída de la familia Bennett, las preguntas sin respuesta sobre la repentina muerte de su padre… Iba a descubrir la verdad.
Su vida siempre había estado determinada por las necesidades de los demás.
Ahora era el momento de vivir para sí misma.
Decidió empezar con el programa musical. Le reportaría dinero y, lo que era más importante, podría volver a conectarla con personas relacionadas con el pasado de su padre. Sacó su teléfono, buscó el contacto adecuado y escribió su mensaje. «Me voy a unir al programa musical».
Vivian seguía llorando.
Brandon se sentó a su lado y le susurró palabras de consuelo. Pero sus pensamientos estaban llenos de la imagen de Millie de espaldas a él, diciendo esas palabras.
Ella sabía exactamente lo que él quería que dijera. Y había decidido no hacerlo.
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Él le había enviado un mensaje tras otro. Ella no había respondido a ninguno.
Últimamente había estado actuando de forma extraña.
El cambio en ella era demasiado brusco, demasiado repentino. Lo estaba provocando a propósito.
Lo había hecho cuando solicitaron el divorcio. Y de nuevo en el hospital.
Brandon recordaba la mirada en sus ojos la noche anterior, cuando ella le preguntó si realmente había tomado una decisión sobre el divorcio.
Estaba triste, pero también tranquila.
Un miedo inesperado llenó su corazón.
—Brandon, no te enfades con Millie —dijo Vivian entre lágrimas—. Sé que está molesta. Después de ver los vídeos en Internet, debe de haber venido a enfrentarse a nosotros. Y lo entiendo.
Rompió a llorar. «Después de todo… soy yo quien le ha quitado algo. Me voy a llevar seis meses de tu matrimonio, lo que queda de él. Si ella se enfada conmigo, me lo merezco…».
Mientras hablaba, empezó a toser con fuerza.
Un segundo después, escupió sangre en su mano.
«¡Vivian!». Brandon se levantó de un salto y cogió el teléfono para llamar a una ambulancia. En cuanto al cambio repentino de Millie, lo achacó a un cambio de humor. En su mente, ella no se atrevería a marcharse.
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