Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 1011
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Capítulo 1011:
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La voz de Darden denotaba cierto respeto. «No duda a la hora de tomar decisiones importantes. Si tiene que ser dura, no se echa atrás. Brandon, ¿estás seguro de que va a comprender tus motivos?».
Había más cosas que Darden quería decir, pero le preocupaba que fuera demasiado para Brandon. Se lo guardó para sí mismo: la verdadera pregunta era: ¿tus razones justifican todo lo que ella ha sufrido por tu culpa?
Darden solo conocía fragmentos de su divorcio, pero últimamente había empezado a encajar todas las piezas. Aun así, era amigo de Brandon y tenía intención de seguir apoyándolo.
Quizás, pensó, era hora de que Brandon siguiera adelante y encontrara a otra persona.
Brandon no dijo nada, con su copa intacta, mientras miraba fijamente la tenue luz del club, perdido en sus propios remordimientos. El ritmo trepidante de la pista de baile de abajo amenazaba con ahogar todos sus pensamientos.
Intentó no dejar que su mente divagara. La idea que había planteado Darden le aterrorizaba y no estaba seguro de poder soportarlo si las cosas realmente acababan así.
Se había aferrado a ella como a un salvavidas, negándose a soltarla. Si esa última esperanza se esfumaba, no estaba seguro de poder sobrevivir.
Por fin, Brandon rompió su silencio. «No. Ella cambiará de opinión. Verá por qué hice lo que hice».
Habían sobrevivido juntos a lo peor: experiencias cercanas a la muerte, desengaños amorosos e incluso la pérdida de dos hijos. Brandon estaba convencido de que ella entendería su punto de vista.
Para él, todo dependía de llevar a Macauley ante la justicia.
Al darse cuenta de que no había nada más que decir, Darden dejó el tema. Pensó que la realidad acabaría por golpear a Brandon cuando Millie se casara con Myron.
Pero al mirar a Brandon, Darden se preguntó si tal vez debería dar el primer paso él: luchar por la mujer que le importaba. Se rumoreaba que su chica estaba triunfando en el trabajo, e incluso había conseguido un ascenso.
Esa idea le provocó una oleada de urgencia. Impulsado por ella, sacó su teléfono y escribió un mensaje rápido.
Úʟᴛιмαѕ αᴄᴛυαʟιᴢαᴄιoɴᴇѕ ᴇɴ ɴσνєʟαѕ4ƒαɴ
«Hola, ¿estás libre ahora?».
Su respuesta fue rápida y contundente. «No».
Darden frunció el ceño, juntando las cejas. Le envió otro mensaje. «¿Me estás tomando el pelo?».
Ella respondió: «¿Qué, piensas venir a mi tienda y ayudarme con las ventas? Trae también a tu novia. ¿Es la misma que la última vez o ya has cambiado? De todos modos, ¡asegúrate de que todos sus artículos de lujo se compren en mi tienda! Te lo agradeceré mucho».
Darden se enfadó. Respondió: «Ya te lo he dicho antes, todas esas supuestas novias son solo amigas. ¡No hay nadie más!».
Ella respondió: «Claro, lo que tú digas».
Esa respuesta no le gustó nada. Rápidamente, le envió un mensaje: «No, espera, ¡quería decir que no hay nadie más que tú! ¡Tú eres la única que me importa!».
Ella respondió con nada más que una serie de emojis, diciéndole claramente que se largara.
Sin paciencia, Darden se rindió y tiró el teléfono a un lado, frustrado.
Brandon le lanzó una mirada interrogativa.
Incapaz de callarse, Darden murmuró: «Las mujeres son un verdadero problema, siempre nos trastornan la vida».
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