Multimillonario desalmado: Nunca debió dejarla ir - Capítulo 1004
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Capítulo 1004:
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Cuando llegaron, Millie no siguió a Myron al interior. «Ve tú primero», dijo en voz baja. «Quiero hacer algo antes».
Myron comprendió inmediatamente que quería visitar a Nicole. Le hizo un gesto de ánimo con la cabeza y entró solo.
Millie llevó la caja de pasteles mientras caminaba la corta distancia que la separaba de las habitaciones separadas de Nicole. Levantó la mano y llamó suavemente a la puerta.
Al cabo de unos instantes, Nicole la abrió con expresión de sorpresa.
«Es bastante tarde. ¿Qué te trae por aquí?», preguntó Nicole, aunque no se hizo a un lado para invitar a Millie a entrar.
Millie le tendió la caja con una sonrisa esperanzada. «Alguien me ha regalado hoy estos deliciosos pasteles y pensé que quizá te gustaría compartirlos conmigo».
Nicole aceptó la caja, pero siguió sin hacer ningún gesto para invitar a Millie a entrar en su casa.
Millie sintió que se le encogía el corazón mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas para preguntar si podía entrar y hablar.
Pero antes de que pudiera reunir el valor para hablar, Nicole dijo simplemente: «Gracias. Los probaré más tarde».
Las palabras que Millie tenía pensado decir se le atragantaron en la garganta.
«Se está haciendo bastante tarde. Deberías volver y dormir un poco», añadió Nicole con suavidad, pero con firmeza.
Millie se quedó allí de pie un momento, aturdida y dolida por el evidente rechazo. Tras unos segundos, consiguió asentir con la cabeza y dar un paso atrás. Justo antes de darse la vuelta para marcharse, añadió en voz baja: «Quería que supieras que te he reservado algunas acciones de mi nueva empresa. Cuando la empresa empiece a obtener beneficios, los pagos de dividendos se transferirán automáticamente a tu cuenta bancaria».
«Entiendo», dijo Nicole simplemente, con un tono que dejaba muy claro que no tenía intención de pedirle a Millie que entrara o se quedara más tiempo.
El mensaje era inequívoco: Millie no era bienvenida allí.
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Una oleada de dolor invadió a Millie al darse cuenta de la realidad de la situación. Miró a Nicole con ojos heridos, deseando desesperadamente salvar la distancia entre ellas y tener una conversación sincera.
«Mamá…».
La palabra apenas había salido de sus labios cuando la puerta se cerró con firmeza en su cara.
Millie bajó la cabeza mientras permanecía sola en el umbral. La fresca brisa de la tarde jugaba suavemente con su cabello mientras ella intentaba asimilar el rechazo que acababa de sufrir.
Después de varios largos momentos, se obligó a reprimir la tristeza que amenazaba con abrumarla y se dio la vuelta lentamente para marcharse.
Dentro de la casa, Nicole se quedó junto a la ventana observando la figura de Millie que se alejaba, con los ojos llenos de una complicada mezcla de emociones que no lograba desentrañar.
La relación entre ellas había sido tensa y difícil durante años, y ambas arrastraban viejas heridas que ninguna parecía capaz de curar.
Nicole abrió la caja de pasteles y observó los delicados dulces que Millie había traído para compartir. Cogió uno de los pasteles y le dio un pequeño mordisco.
Estaba delicioso, y pudo entender por qué Millie había desarrollado tal afición por esta pastelería en particular.
Con un profundo suspiro, Nicole dejó la caja sobre la encimera de la cocina y, de repente, sintió la necesidad de tomar aire fresco y despejar la mente.
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