Mimada por el despiadado jefe clandestino - Capítulo 621
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 621:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Su voz transmitía un aire de finalidad cuando anunció: «Echen un vistazo a cómo es realmente la justicia».
El pánico se reflejó en el rostro de Sloane cuando la transmisión reveló la entrada a la opulenta villa de la familia Evans. Los agentes uniformados estaban en formación, su presencia era imposible de ignorar.
La audiencia contuvo la respiración mientras se desarrollaba la escena. Un firme toque al timbre no obtuvo respuesta.
Los agentes no perdieron tiempo y forzaron su entrada.
La cámara recorrió el lujoso espacio, revelando cada rincón de la sala de estar de la familia Evans ante el atónito público.
En el lujoso sofá estaban sentados Joshua y Lorraine, completamente absortos en su propio placer. Nubes de humo de cocaína se arremolinaban a su alrededor, su inconsciencia contrastaba con la gravedad de la situación. Ajenos a ser observados, entablaron una videollamada con una frialdad escalofriante.
La voz de Joshua transmitía una crueldad calculada. «Este lote no cumple nuestros estándares. Enviad a los hombres a las minas y las mujeres pueden ir a tribus remotas».
Lorraine intervino con la misma frialdad. «Las tensiones son altas en este momento. Una vez que movamos este lote, deberíamos estar en silencio por un tiempo».
Los invitados famosos a la ceremonia, junto con los espectadores que sintonizaban desde todas partes, no pudieron escapar del escalofriante sonido de las voces de Joshua y Lorraine, discutiendo los horrores de la trata de personas. Su conmoción se convirtió en ira justa, y la furia se extendió como la pólvora.
Al ver cómo se desarrollaba la escena, Sloane sintió como si el suelo bajo sus pies se estuviera hundiendo.
¿Cómo habían podido sus padres ser tan descuidados, pillados in fraganti con pruebas innegables, en directo por televisión, para que todo el mundo lo viera?
Un impulso desesperado de advertirles surgió en Sloane, pero ya era demasiado tarde. Todo lo que pudo hacer fue presenciar impotente el momento condenatorio. En pantalla, el pánico de Joshua era evidente, pero solo por un momento fugaz. Recobrando la compostura, espetó: «¡Oficial, solo estábamos bromeando! No es nada serio».
«Así es. Tenemos derecho a decir lo que queramos en nuestra propia casa», añadió Lorraine, con una máscara de compostura mezclada con arrogancia.
Los espectadores en línea no pudieron evitar burlarse de sus endebles defensas.
«Increíble, son realmente una familia. Maestros de la negación».
Algunos espectadores señalaron la similitud.
«Igual que Sloane, tratando de encubrir su propio desastre de antes».
Mientras tanto, Joshua y Lorraine seguían felizmente ajenos a que cada una de sus palabras estaba siendo transmitida. La evidencia de su criminalidad ya había sido puesta al descubierto para que todos la vieran.
Los oficiales permanecieron inmóviles, impasibles ante la mirada desesperada de Joshua.
Joshua se dio cuenta rápidamente y le hizo una sutil señal a Lorraine. Ella sacó una tarjeta bancaria de debajo de la mesa de café y se acercó al oficial a cargo con una sonrisa pícara en el rostro.
—Son solo veinte mil. Tómalos, cómprate una bebida. Has tenido un día largo.
Sin dudarlo un segundo, el agente pasó la tarjeta, haciéndola caer al suelo con un estruendo. Su expresión era fría, y su voz aún más.
«Intentar sobornar a un funcionario público… añádalo a los cargos. Ahora, llévenselos».
En ese instante, la realidad golpeó a Lorraine y Joshua como un puñetazo en el estómago. La situación se había agravado mucho más allá de sus expectativas. Se agitaron, retrocediendo a posiciones defensivas.
«¡No hemos hecho nada malo! No pueden arrestarnos».
.
.
.