Mimada por el despiadado jefe clandestino - Capítulo 619
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Capítulo 619:
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Cuando las pruebas dejaron al descubierto la verdad, la conmoción se extendió por la sala como una ola rompiendo contra una orilla frágil.
Para cualquiera que hubiera dudado de la profundidad del sufrimiento de Khloe, la revelación de su encarcelamiento injusto ofrecía una visión aleccionadora de su angustia. Sus primeras palabras de desesperación resonaban ahora con una claridad asfixiante.
Solo aquellos que inventaron las mentiras entendían realmente el tormento que sus falsedades infligían.
La reivindicación de Khloe era innegable.
A medida que se desvelaban las pruebas, la mirada de Sheri se agudizaba. Examinó la última prueba de los ensayos clínicos, cuyo peso se reflejaba en su expresión.
Bajo el duro foco del escenario, el peso de las pruebas de Khloe golpeó a Sloane como un mazazo. Una palidez fugaz cruzó su rostro mientras se esforzaba por recuperar la compostura. «¡Estas pruebas son completamente falsas!».
La mirada de Khloe se clavó en Sloane, indescifrable e inflexible. La compasión era un concepto lejano, totalmente ausente de su actitud. «Sloane, no insultes la inteligencia de los que están viendo. La verdad no se pliega a tus caprichos».
La expresión de Khloe permaneció tan serena y sin emociones como una estatua, pero Sloane no podía deshacerse de la sensación de que Khloe nunca la había tomado en serio.
Para Khloe, Sloane no parecía más importante que una sombra pasajera, incapaz de provocar ni el más mínimo destello de sentimiento.
En cambio, cada movimiento de Sloane irradiaba inquietud, como un animal acorralado y atrapado por cadenas invisibles. Cada palabra calculada y cada mirada de Khloe apretaban el agarre, dejando a Sloane indefensa y nerviosa.
El miedo se filtró en las venas de Sloane, enfriando su determinación. La comprensión la golpeó como una ola: esta era una batalla que estaba destinada a perder. Khloe vio cómo se desmoronaba la compostura de Sloane. Su voz, fría y deliberada, cortó la tensión.
«Las pruebas mostradas anteriormente ya han sido entregadas a las autoridades judiciales. Incluye pruebas detalladas de cómo la familia Evans se benefició de sus credenciales académicas falsas, malversó fondos públicos, recortó gastos en equipos médicos y manipuló a voluntarios desprevenidos para que participaran en ensayos clínicos fatales».
Mientras pronunciaba sus palabras, la pantalla volvió a mostrar las pruebas pertinentes, lo que permitió a todos ver y saber claramente que todo lo que decía Khloe era cierto.
El público estalló en un caos, y su conmoción colectiva resonó por todo el recinto.
Un hombre se puso de pie de un salto y señaló a Sloane acusadoramente: «Sloane, llevas el apellido Evans, pero tu fortuna y tu fama están empapadas en la sangre de personas inocentes. ¿No sientes vergüenza?». Otra voz se abrió paso entre el ruido, llena de desprecio: «Engañaste al mundo haciéndole creer que eras pura y bondadosa. Qué farsa. Sloane, eres de lo más despiadada».
«¡Criminal! ¡No eres más que una criminal despiadada!».
Las celebridades invitadas, que antes habían guardado silencio, empezaron a unirse a la protesta, y su ira afloró mientras la reprendían por turnos.
Mientras tanto, la reacción en línea creció como una marea. Los comentarios se sucedían sin cesar.
«¡Sloane, abandona la industria para siempre!».
«Dejarlo no es suficiente. ¡Debe enfrentarse a la justicia por todas las vidas que ha arruinado!».
Bajo el duro resplandor de las luces del escenario, Sloane se quedó paralizada, con los gritos de ira y las acusaciones presionándola como un peso insoportable. Las palabras se le atragantaron; ninguna defensa podía justificar lo que se había puesto al descubierto.
La prueba innegable despojaba de toda excusa que pudiera haber ofrecido. La revelación de Khloe de que las pruebas habían sido entregadas a las autoridades aplastó los últimos restos de su compostura, dejándola visiblemente conmocionada.
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