Mi exesposo frio quiere volver conmigo - Capítulo 959
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Capítulo 959:
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La sujetó con firmeza, pero con cuidado, y la ayudó a sentarse en la silla. Arrodillándose frente a ella, la miró con el ceño fruncido y preocupado. —¿Estás bien? ¿Has vuelto a trabajar demasiado?
Carrie respiró lentamente y apoyó la cabeza en el escritorio, con el codo sobre la mesa. —Quizá… Tenía intención de ir al médico, pero estaba tan ocupada que se me olvidó por completo.
La expresión de Daxton se ensombreció. —Si sigues descuidando tu salud así, te obligaré a tomarte un descanso.
Al darse cuenta de que sus palabras no bastarían, cambió de táctica. —En realidad, olvida eso: vas a ir al hospital. Ahora mismo.
Carrie miró la pila de documentos que había sobre su escritorio y negó con la cabeza. —Todavía tengo trabajo que hacer. Estos necesitan mi firma. Iré mañana.
Daxton se acercó y le revolvió suavemente el pelo. —No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy. La empresa no se va a hundir sin ti. Hay mucha gente que puede encargarse de las cosas. Si no confías en nadie más, deja que Camille se encargue, incluso buscaré a alguien que la ayude.
Al ver lo insistente que era, Carrie suspiró derrotada. —Está bien, de acuerdo. Se lo dejaré a Camille y me iré contigo. La verdad es que últimamente no me encuentro muy bien. Debería averiguar qué me pasa.
En el hospital…
Un elegante coche negro entró en el aparcamiento del hospital. En el interior, Aliza estaba mirando distraídamente su teléfono cuando algo fuera de la ventana le llamó la atención. En cuanto reconoció la entrada del hospital, su expresión se tensó.
La sonrisa de sus labios se desvaneció mientras golpeaba con un dedo manicurado el asiento del conductor. —¿Hemos tomado un desvío equivocado?
A su lado, Kristopher se inclinó y le cogió la mano con un gesto firme pero suave. —No —respondió simplemente—. Hemos venido para tu revisión.
Un destello de pánico brilló en los ojos de Aliza, pero lo disimuló rápidamente.
Agarrándole la mano con la otra, suavizó el tono de voz. —Kristopher, solo estoy embarazada de unas semanas. No hace falta darle tanta importancia. —Se inclinó hacia él, con tono persuasivo—. ¿No habíamos quedado en probar ese restaurante nuevo hoy? Vamos allí. Ya sabes que no soporto el olor de los hospitales.
Kristopher siempre había consentido sus caprichos, sobre todo desde que se enteró del embarazo. En el pasado, cada vez que ella se negaba a ir al hospital, él cedía sin discutir mucho.
Pero esta vez no se movió. «He hablado con el médico», dijo con voz firme y tranquila. «Las revisiones prenatales son esenciales en todas las etapas. No podemos correr ningún riesgo. Cuanto antes controlemos todo, mejor». Sus dedos se cerraron ligeramente alrededor de los de ella, con un apretón tranquilizador. «Así es como esta pequeña vida que llevas dentro se convertirá en un bebé sano».
Aliza abrió la boca para protestar, pero antes de que pudiera decir nada más, la mirada de Kristopher se volvió fría.
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