Mi exesposo frio quiere volver conmigo - Capítulo 895
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Capítulo 895:
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Carrie se quedó allí de pie, observando cómo Mila desaparecía en el interior. Solo cuando las puertas del hotel se cerraron se volvió para ver que Daxton también había salido del coche, con el ceño ligeramente fruncido. «¿Por qué estás ahí de pie?», preguntó.
Carrie vaciló. Luego, tras una breve pausa, admitió en voz baja: «Siento que tu madre podría estar un poco molesta».
«Sube, hace frío aquí fuera». La voz de Daxton era suave pero firme mientras colocaba un brazo alrededor de los hombros de Carrie, guiándola de vuelta al coche. «Mi madre es así. Te acostumbrarás».
Un leve suspiro se le escapó mientras ofrecía una sonrisa que no llegaba a sus ojos. «He vivido solo durante tantos años… ella y yo somos más como los extraños más familiares».
Por un breve instante, algo brilló en su mirada: una soledad tan profunda que casi se había convertido en algo natural.
Carrie siguió su ejemplo y se deslizó de nuevo en el asiento del pasajero. No dijo nada.
Entendía perfectamente lo que quería decir. Su relación con Tristan había sido igual. Distante. Fría. Más una obligación que algo real. Se giró ligeramente y lo miró con una tranquila simpatía.
Daxton se inclinó para abrocharle el cinturón de seguridad. Su movimiento lo acercó peligrosamente: su perfil rozó su mejilla, su aliento cálido rozó su oído. El tenue aroma de su piel flotó hacia él, despertando algo en lo más profundo de su ser.
Por una fracción de segundo, bajó la mirada, posándola en el suave movimiento de su pecho. Sus dedos se inmovilizaron. Luego, como si saliera de un trance, apartó rápidamente la vista, enderezándose con una risita. «No me mires así con esos ojos compasivos».
Carrie parpadeó, momentáneamente aturdida. Su repentina cercanía había borrado momentáneamente su mente.
Al oírle hablar, volvió a la realidad. —No te compadezco —replicó, recuperando la compostura—. Solo… entiendo cómo te sientes.
Los labios de Daxton se curvaron en una pequeña sonrisa. Extendió la mano y le despeinó el cabello, su toque era suave pero burlón. —Deja atrás la infelicidad del pasado. —Su voz se suavizó—. Todos en la familia Morrison te quieren ahora.
Carrie se quedó paralizada, sorprendida por su ternura. Antes de que pudiera reaccionar, Daxton ya se había alejado, cerrando la puerta del pasajero detrás de ella y moviéndose hacia el asiento del conductor.
Cuando el coche arrancó, ella miró por la ventana, preguntándose si ese breve momento había sido real o solo un producto de su imaginación.
En Orkset:
Billie salió de la comisaría de policía, con el rostro cansado y los pasos pesados. Ningún lujo, avión privado o asistente personal podía borrar el cansancio que pesaba sobre sus hombros.
Había estado yendo y viniendo entre Orkset e Isomidge, pasando horas en salas de visitas estériles, escuchando a Lise llorar y suplicar por la salvación.
Le estaba pasando factura. Porque Lise ya no era solo una persona para ella. Se había convertido en un sustituto de Lisa, la hija que había perdido demasiado pronto.
Billie sabía, lógicamente, que Lise no era Lisa. Que el corazón en el pecho de Lise no era el de Lisa. Pero la lógica no importaba cuando el dolor lo nublaba todo. Durante años, la muerte de Lisa había sido una pesadilla de la que Billie nunca pudo despertar. Había pasado innumerables noches mirando al techo, durmiendo solo con infusiones de hierbas y sedantes, pero aún así atormentada por pesadillas implacables.
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