Mi exesposo frio quiere volver conmigo - Capítulo 1014
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos dos veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1014:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
El nombre golpeó a Kristopher como un rayo. Su mano se congeló sobre el plato.
En un instante, los recuerdos lo invadieron: Carrie inmóvil en una cama de hospital, la sangre empapando las sábanas… las voces caóticas de los médicos a su alrededor. Y entre esas voces, clara como el agua, una frase volvió a resonar: «No es tipo O. ¡Es fenotipo Bombay!».
De repente, los recuerdos inundaron la mente de Kristopher, flashes nítidos y vívidos que llegaron sin previo aviso. Iban acompañados de la familiar sensación de presión detrás de los ojos, el síntoma revelador de un dolor de cabeza al que se había acostumbrado en los últimos días.
Refleja, se llevó una mano a la sien y se la masajeó suavemente mientras la otra mano se deslizaba en su bolsillo en busca de la medicación. Tras unos segundos de búsqueda, se detuvo. No había nada. Miró en otro bolsillo, pero tampoco había nada. Y entonces lo comprendió. El dolor que sentía ahora no era como sus dolores de cabeza habituales. No era la misma intensidad punzante que le dejaba sin aliento. No, esto era diferente.
De repente, lo recordó: en el caos de su agenda, se había olvidado de tomar la medicación.
—¿Qué pasa, Kristopher? ¿Te encuentras mal otra vez? —La voz de Aliza llegó suavemente desde su lado, teñida de preocupación.
Su corazón se hundió ligeramente. Sin pensarlo mucho, se inclinó instintivamente hacia ella, agarrándose la cabeza con fingida debilidad. —Sí… me ha vuelto a doler —murmuró.
Aliza se inclinó hacia él, con voz cautelosa, indagadora. —¿Has recordado algo otra vez?
Kristopher se quedó quieto. Su pregunta no era de preocupación, era una indagación, una prueba. No estaba preocupada por su estado. Quería saber si había recuperado algún recuerdo.
En el pasado, quizá no se habría dado cuenta, demasiado consumido por el dolor. Pero ahora, fingiendo estar mal, lo vio claramente. Aliza no estaba asustada por su sufrimiento. Estaba ansiosa por lo que él pudiera recordar. Aun así, él no la confrontó. Mantuvo la ilusión, frunciendo el ceño. —No. No he recordado nada. Simplemente ha empezado a dolerme.
Al oír eso, Aliza se relajó visiblemente. Solo entonces intentó parecer preocupada. «Este dolor dura demasiado», dijo sin convicción. «Kristopher, no te preocupes, llamaré a una ambulancia».
Pero su preocupación no se correspondía con su lenguaje corporal. Mientras buscaba su teléfono, sus ojos se posaron en los platos de la mesa, medio vacíos, apenas tocados. Estaba demasiado absorta en los cotilleos como para disfrutar de la comida que se había pedido.
Kristopher siempre había sufrido sus migrañas en silencio. Le venían con tanta intensidad y de forma tan repentina que nunca había podido evaluar las reacciones de los demás. Pero esta vez, esta vez lo vio todo con claridad.
—No llames a una ambulancia —dijo.
Y añadió rápidamente—: No quiero despertar sospechas, así que si los medios se enteran y sacan fotos, se difundirán rumores sobre mi salud. Eso podría afectar al precio de las acciones del Grupo Norris.
.
.
.