Mi esposo millonario: Felices para siempre - Capítulo 998
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Capítulo 998:
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Linsey y Collin aún no se habían vuelto a casar. Si Joanne actuaba en el momento adecuado, podría interponerse entre ellos.
Dolores sabía con absoluta certeza que la devoción de Collin por Linsey nunca flaquearía.
Aun así, la idea de que Linsey tuviera que soportar tal interferencia despertaba en ella un instinto protector.
Antes de que Dolores pudiera expresar sus preocupaciones sobre las intenciones de Joanne, la mujer guardó hábilmente el dinero de Dustin y comenzó a contarlo. «Esta vez guardaré tu secreto, pero sería prudente que te aseguraras de que Hester nunca descubra la verdad».
Tras dejar que el silencio se prolongara, Joanne levantó la mirada para encontrar la de Dustin. —De lo contrario, Hester nos llevará al altar en un futuro próximo.
Dustin palideció al darse cuenta de que se enfrentaba a un matrimonio forzado con Joanne. Ni siquiera pudo esbozar una sonrisa.
Una vez transmitido el mensaje, Joanne se giró hacia la salida.
Se detuvo en el umbral y miró hacia atrás. —A las seis en punto de esta noche en la entrada del cine Cloudway Mall. Tendremos que actuar de forma convincente o Hester se dará cuenta de todo.
En cuestión de segundos, Joanne había desaparecido por completo de su vista.
Dolores permaneció inmóvil, con la mirada sospechosa fija en el camino que había tomado Joanne, con la mente agitada por preocupaciones que no se atrevía a expresar. Dustin, por el contrario, pareció liberarse de la tensión en el momento en que Joanne desapareció. Su expresión se iluminó y se volvió hacia Dolores con renovada energía. —Por fin se ha ido. Vamos, salgamos de aquí.
Dolores estudió el rostro de Dustin, frunciendo el ceño con preocupación mientras hablaba en tono mesurado. —¿De verdad confías tanto en Joanne?
Una risa ahogada escapó de los labios de Dustin, cuya postura era informal, pero cuya mirada era firme e inquebrantable. —Confía en mí, a Joanne no le importo lo más mínimo.
«¿De verdad?». Algo en la absoluta certeza de Dustin tomó a Dolores por sorpresa.
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Al ver que por fin había captado toda su atención, Dustin suavizó su expresión y esbozó una tierna sonrisa mientras le cogía la mano. —Vamos, bajemos y hablemos tranquilamente en el coche.
Incapaz de resistirse a su gentil insistencia, Dolores dejó que la guiara hacia el aparcamiento subterráneo del hospital.
En cuestión de segundos, se instalaron en el tranquilo refugio del coche. Con los dedos de Dustin aún entrelazados con los suyos, Dolores no hizo ningún movimiento para arrancar el motor.
Anhelaba saber más detalles sobre Joanne, así que insistió: —¿Te ha dicho Joanne que no está interesada?
Dustin arqueó las cejas cuando las palabras salieron casi por reflejo. —Joanne es joven. Sé leer estas cosas a simple vista, si una mujer está interesada o no. Después de todas las relaciones que he tenido… —Las palabras se le atragantaron en la garganta al ver la expresión de Dolores, maldiciendo en silencio su lengua imprudente.
Dolores soltó un suspiro exasperado y retiró la mano bruscamente, con la voz cargada de sarcasmo apenas contenido. —Claro, se me olvidaba lo experimentado que eres. Si puedes ver a través de Joanne con tanta facilidad, a estas alturas ya debes de tenerme completamente calada.
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