Mi esposo millonario: Felices para siempre - Capítulo 935
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Capítulo 935:
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El rostro de Kase se ensombreció con irritación mientras le espetaba a Haven. «¡Siéntate rápido! No te olvides de saludar a nuestros invitados de honor».
—Entendido —respondió Haven con un ligero asentimiento, en tono respetuoso.
Al observar la escena, Linsey sintió un extraño nudo de emociones en el pecho.
No esperaba que Haven, tan elegante y segura de sí misma en público, pareciera tan sumisa en casa.
Linsey comprendió que Kase realmente tenía control sobre Haven.
Mientras Linsey seguía absorta en sus pensamientos, una mirada repentina y penetrante llamó su atención.
Giró la cabeza, confundida, y se encontró con unos ojos muy abiertos y sorprendidos.
Joanne apartó rápidamente la mirada, asustada, y susurró en voz baja: «Lo siento».
Linsey respondió con un suave movimiento de cabeza: «No te preocupes».
Aunque nunca se habían visto antes, Linsey no podía quitarse de la cabeza la sensación de que había algo extrañamente intenso en la forma en que Joanne la había mirado.
Lo que Linsey no se daba cuenta era que Joanne estaba completamente abrumada por lo que había visto.
Joanne estaba tan aturdida que su respiración se había vuelto irregular.
No podía creerlo: Linsey se parecía demasiado a Jeffery.
En ese momento, Haven no prestaba atención a la reacción de Joanne.
Después de acomodarse en su asiento, miró hacia Linsey, con una expresión difícil de descifrar.
En el momento en que sus ojos se encontraron con la mirada fija de Linsey, un destello de pánico la hizo apartar la vista. En su lugar, centró su atención en Collin.
—Collin, ¿querías hablar conmigo hoy? —preguntó Haven en voz baja, con tono suave y su sonrisa tan agradable como siempre.
Se comportaba como si Linsey ni siquiera estuviera allí.
Para cualquier observador, ver a Linsey y Collin uno al lado del otro sugería naturalmente que ya habían hecho las paces.
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Aun así, Haven decidió hacer como si nada, evitando claramente cualquier confrontación o reconocimiento directo.
Collin, sin embargo, no tenía intención de ahorrarle los sentimientos a Haven. Le lanzó una mirada fría y distante, y en el momento en que habló, la expresión de Haven se congeló.
—En la subasta, gané una puja por un collar llamado Estrella del Desierto, un regalo para mi chica. Dime, ¿lo has visto por ahí?
«¿Un collar?», preguntó Kase, ajeno al problema más profundo, restándole importancia. «Así que has perdido algo caro. ¿No es eso cosa de la policía? ¿Por qué lo sacas aquí?».
Lanzó una mirada irritada a Collin, sin darse cuenta del creciente malestar que se apoderaba del rostro de Haven.
Collin mantuvo la compostura y respondió con calma: «Si no tuviera pruebas, no habría traído aquí a mi chica».
El corazón de Haven se aceleró al oír sus palabras, y una repentina oleada de pánico la invadió.
Collin se volvió hacia su asistente, que le entregó varias fotografías. Comenzó a colocarlas una a una sobre la mesa de centro.
La primera foto captaba un momento de la subasta de CR Corporation: dentro de un estuche forrado de terciopelo descansaba la Estrella del Desierto, brillando con esplendor y diamantes tallados con precisión.
La siguiente imagen mostraba a Haven sonriendo orgullosa, con un collar alrededor del cuello, imposible de pasar por alto.
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