Mi esposo millonario: Felices para siempre - Capítulo 908
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Capítulo 908:
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Cualquiera que fuera el plan al que se aferrara, tenía que salir de ella y de nadie más.
Así decidida, Linsey se recogió la pesada falda del vestido y se preparó para volver al probador y ponerse su propia ropa.
Pero justo cuando estaba a punto de dar un paso adelante, una voz clara y elegante sonó detrás de ella. «Srta. Brooks, espero no haberme perdido demasiado».
Instintivamente, la respiración de Linsey se entrecortó y un destello de luz se encendió brevemente en sus ojos: esperanza, fugaz pero radiante.
Al girarse, su mirada se cruzó sólo con la de Haven; nadie más había venido con ella.
Linsey calmó rápidamente su expresión y respondió con serenidad: «Llegas justo a tiempo».
Para empezar, no había sido decisión suya invitar a Haven. Pero cuando Haven vio a Linsey vestida de novia, un destello de envidia brilló brevemente en sus ojos. Aun así, se recordó a sí misma que aquella mujer no estaría allí mucho más tiempo.
Kylee lo había dejado claro: si le daban la oportunidad de asestar el golpe final a Linsey ella misma, jamás diría una palabra sobre Joanne, la que la había sacado temporalmente de la cárcel.
Para Haven, aquella promesa significaba que no había nada de qué preocuparse. Una vez que Linsey desapareciera, los recuerdos que Collin tenía de ella se desvanecerían como el polvo de ayer.
Y a su debido tiempo, sería Haven la que estaría a su lado en el altar.
«Srta. Brooks, ese vestido de novia le queda absolutamente exquisito, como si hubiera sido confeccionado específicamente para su silueta. Está claro que el señor Green puso todo su corazón en la elección», comentó Haven con una sonrisa calculada, mientras seguía mentalmente los segundos, esperando ansiosamente la llegada de Kylee.
Con Gorman momentáneamente ausente del lado de Linsey, se había abierto la ventana perfecta para la acción. Sin embargo, Haven no entendía por qué Kylee seguía dudando en actuar. Una sombra de impaciencia parpadeó en los rasgos de Haven, delatando su creciente frustración.
Linsey acababa de separar los labios para ofrecer una cortés respuesta cuando el inconfundible ritmo de unos pasos que se acercaban le llamó la atención. El pulso se le aceleró de esperanza, aunque no se atrevía a confiar en que sus oídos la estuvieran engañando.
Haven, al percibir las suaves pisadas detrás de ella, sintió una chispa de triunfo florecer en su pecho, segura de que Kylee por fin había llegado. Sin embargo, al girar, se encontró con Collin que se dirigía hacia ellos.
La cara de Haven cayó inmediatamente. Estaba sorprendida por la presencia de Collin. ¿No había mencionado explícitamente que estaba inundado de compromisos laborales?
Este repentino acontecimiento dejó a Haven extrañamente desconcertado. La llegada de Collin proyectaba una sombra amenazadora sobre su plan cuidadosamente orquestado, dejando su éxito pendiendo precariamente de un hilo. Linsey se quedó paralizada de asombro, pues nunca había imaginado que Collin fuera a aparecer.
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