Mi esposo millonario: Felices para siempre - Capítulo 843
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Capítulo 843:
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A Gorman no le molestó lo más mínimo el silencio de Collin. En todo caso, su sonrisa se hizo aún más descarada, y cada palabra que pronunciaba se clavaba en el corazón de Collin como un cuchillo afilado.
Gorman dijo: «Zenia siempre ha sido una niña sensata. Nunca ha necesitado mucha atención por nuestra parte. Quizá se parece más a Linsey que a mí. Después de todo, yo era bastante problemático de pequeño». Luego dejó escapar un lento suspiro. «Es curioso lo fuertes que pueden ser los parecidos familiares. Linsey y Zenia son como dos gotas de agua. Cualquiera que conozca a Linsey podría decir enseguida que Zenia es su hija, sin necesidad de explicaciones».
Cuando terminó de hablar, la mirada de Gorman se volvió fría. Miró fijamente a Collin, que seguía sin decir nada.
«¿Qué te parece, Collin?», preguntó con una sonrisa gélida. «No pareces nada sorprendido por lo de Zenia. Así que supongo que no me queda nada que decir, ¿verdad?».
Collin levantó los párpados lentamente, con el rostro sereno e impasible ante los golpes de Gorman. Moviendo los labios con pereza, preguntó: «¿Adónde quieres llegar exactamente?».
Gorman soltó una carcajada burlona, claramente molesto por la indiferencia de Collin. Se acercó, reduciendo el espacio entre ellos, y miró a Collin de arriba abajo con sorna. «Déjame advertirte, Collin. Ni se te ocurra pensar en Linsey. Como puedes ver, ya tenemos una preciosa hija juntos, y pronto nos casaremos».
Hizo una pausa, levantó las cejas con arrogancia y añadió: «No te preocupes, recibirás una invitación».
Al oír esas palabras, la mano de Collin salió disparada. Agarró a Gorman por el cuello, con las venas hinchadas de rabia y un agarre tan fuerte como para aplastarlo.
Gorman estuvo a punto de tropezar. Su rostro se ensombreció mientras agarraba la mano de Collin y gruñía: «¿Qué? ¿Planeas pegarme? Pues adelante. No me importaría que Linsey viera lo mal perdedor que es su ex marido».
Sus palabras burlonas fueron como gasolina en el fuego, empujando a Collin más cerca de perder el control.
Collin apretó con fuerza, con los nudillos blancos de rabia. Por un segundo, pareció dispuesto a estrangular a Gorman allí mismo.
«¡Ni siquiera te has casado con ella, y sin embargo has tenido un hijo con ella! ¿Qué respeto le tienes?» La voz de Collin era baja y mortal.
La sonrisa de Gorman se desvaneció.
Había pensado que Collin estaba enfadado porque Linsey tuviera un hijo con otro hombre. Pero ahora se daba cuenta de que Collin estaba furioso porque pensaba que Linsey se había quedado soltera y embarazada.
La cara de Gorman se puso rígida. Intentó apartar la mano de Collin, pero, para su sorpresa, no pudo moverla ni un centímetro.
La frustración hervía en el pecho de Gorman. Rechinando los dientes, siseó: «Collin, déjame ir. O llamaré a Linsey y Zenia y les mostraré en qué loco te has convertido».
Al oír esas palabras, Collin se soltó de repente.
Justo cuando Gorman estaba a punto de esbozar una sonrisa de suficiencia, Collin lo empujó con fuerza. Gorman se tambaleó hacia atrás, con un aspecto completamente desaliñado.
«¡Tú!» ladró Gorman, con la cara enrojecida por la ira y la vergüenza.
Pero Collin ya se había calmado. Miró a Gorman, que seguía encorvado, y le dijo con voz profunda y firme: «Mírate. No eres ni la mitad de hombre que eras hace cuatro años. ¿Y qué pasa si Linsey y tú tenéis un hijo? Aún no estás casado. Eso significa que aún tengo una oportunidad».
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