Mi esposo millonario: Felices para siempre - Capítulo 824
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 824:
🍙🍙🍙🍙 🍙
A Dustin se le aceleró el pulso ante su acusación. «¡No iba a hacerlo!», replicó rápidamente. «Dolores, de verdad, no iba a hacerlo».
Desde su asiento, Linsey levantó la vista e intervino suavemente: «No hay necesidad de informar a Collin. Se enteró de que había vuelto la noche del banquete».
Dustin se volvió hacia ella, su sorpresa evidente. «¿Volviste aquella noche?» Le extrañó que Collin, a pesar de ser consciente del regreso de Linsey, hubiera mantenido la compostura y no se lo hubiera mencionado.
Collin había ofrecido a Dustin consejos sobre relaciones, mostrando el mismo comportamiento tranquilo y profesional, aparentemente no afectado por el inesperado regreso de Linsey.
Dustin recordó de repente cómo, justo ayer, Collin le había llevado al gimnasio de boxeo, dejándole tan derrotado que casi se arrastró de vuelta a casa. Ahora comprendía que el agresivo combate de Collin era probablemente una válvula de escape para sus frustraciones.
Dolores interrumpió sus pensamientos con una orden tajante. «¿A qué esperas? Conduce».
«Bien, lo siento.» Dustin salió de su ensoñación y arrancó el motor. Considerando el regreso de Linsey, Dustin pensó que Collin debía manejar la situación él mismo.
Vio que Dolores se inclinaba para susurrar a Linsey en el asiento trasero.
Dustin decidió que ya tenía suficientes cargas propias y que no podía invertir más esfuerzo en ayudar a Collin.
Lo único que pudo hacer fue desearle suerte en silencio a Collin mientras se concentraba en la carretera.
Linsey, Dolores y Dustin no tardaron en llegar al restaurante.
El local estaba abarrotado. Linsey y Dolores recorrieron la sala y apenas vieron un asiento vacío.
«¡Cuánta gente!» jadeó Dolores.
Dustin se rió entre dientes. «Es un sitio nuevo. Todo el mundo quiere probarlo».
Miró a Linsey y luego se volvió hacia Dolores, preguntándole con voz suave: «¿Quieres sentarte fuera o coger un reservado?».
Dolores frunció ligeramente el ceño. «Con este gentío, vamos a coger lo que podamos».
Parecía incómoda. Sinceramente, si hubiera sabido que iba a estar tan lleno, no habría venido. Esperar en la cola no era su idea de diversión.
Dustin notó su vacilación. Una sonrisa de confianza iluminó su rostro. «No te preocupes. He hecho una reserva».
Justo entonces, un miembro del personal se acercó con una sonrisa cortés. «Sr. Wade, tanto su mesa exterior como su sala privada están listas. ¿Dónde desea sentarse?»
Dustin se aclaró la garganta y miró a Dolores. «Usted decide. ¿Dónde quieres sentarte?»
Dolores parpadeó sorprendida. No esperaba que planeara algo así con antelación.
.
.
.