Mi esposo millonario: Felices para siempre - Capítulo 803
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Capítulo 803:
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Zenia miró fijamente a Collin, con los labios sellados.
Junto con Zander, había elaborado su plan meticulosamente y estaba decidida a mantenerlo en secreto para Linsey.
«¿No estás de humor para hablar?» preguntó Collin, con voz suave y actitud apaciguadora. «No pasa nada. Tómate un tiempo para descansar; llegaremos pronto a la comisaría».
Tras un breve silencio, dijo: «Lo siento, pero no tengo bebidas para niños en el coche. ¿Quiere agua en su lugar?».
Zenia asintió sin hacer ruido.
Sentía la garganta seca.
Collin sonrió ligeramente y pidió a su ayudante que le pasara una botella de agua. Comprobó la temperatura de la botella antes de aflojar el tapón.
Mirando de nuevo a su ayudante, Collin preguntó: «¿Hay una pajita disponible?».
«Sí», respondió el ayudante, sacando rápidamente una pajita y pasándosela.
Collin introdujo la pajita en la botella y se la entregó a Zenia.
Zenia intentó agarrarla, pero sus manos eran demasiado pequeñas para sostenerla con firmeza. Al observar esto, Collin apoyó la botella desde abajo, permitiéndole sorber cómodamente.
De repente, su ayudante, sentado delante, dijo titubeante: «Sr. Riley, la reunión va a empezar dentro de diez minutos. Es probable que lleguemos tarde».
Sin ninguna preocupación aparente, Collin dijo: «Reprograma la reunión para treinta minutos más tarde».
Parecía incapaz de relajarse del todo hasta haberse asegurado personalmente de que Zenia estaba a salvo en comisaría.
Mientras Collin observaba a Zenia beber, notó un parecido con Linsey en sus rasgos.
Pero entonces, algo en la cara de ella le hizo recordar algo que no podía comprender del todo. Le acechaba, fuera de su alcance.
Por un momento, pensó si se parecería un poco a Gorman, pero la idea se le escapó antes de que pudiera asentarse. La duda le molestó. De hecho, Collin había oído por casualidad que Zenia se refería a Gorman como papá, lo que confirmaba sus sospechas sobre su parentesco.
Sospechaba que su aversión personal hacia Gorman estaba nublando su juicio, haciéndole dudar del parecido de Zenia con él.
«No necesito más agua», dijo Zenia, sacando a Collin de sus pensamientos.
Reconociéndola, volvió a cerrar la botella de agua.
Con una sonrisa juguetona, bromeó: «¿No decías que no debías aceptar cosas de extraños? Entonces, ¿por qué cogiste mi agua?».
Zenia se vio sorprendida y sus mejillas se sonrosaron.
«Sólo tengo mucha sed», replicó con firmeza.
Collin le advirtió suavemente: «Es importante que recuerdes el consejo de tu madre para que no se preocupe, ¿verdad?».
Mientras reflexionaba, Collin pensó en lo aleatorio que había sido su encuentro de hoy. Le preocupaba a quién más Zenia podría acercarse tan imprudentemente en el futuro.
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