Mi esposo millonario: Felices para siempre - Capítulo 783
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 783:
🍙🍙🍙🍙 🍙
Lo cogió sin dudarlo. «Hola, cariño.»
«¡Mami! ¡Te echo tanto, tanto de menos! ¿Cuándo vuelves a casa?» La voz de Zenia, delicada y llena de anhelo, revoloteó por el altavoz como una brisa.
Linsey entró en el silencioso pasillo y se dirigió hacia el extremo más tranquilo. Su voz se redujo a un suave murmullo. «Pronto estaré en casa. Sed buenos y esperadme, ¿de acuerdo?»
La dulzura de la respuesta de Zenia hizo que a Linsey le doliera el corazón de la forma más hermosa.
«Mami, Zander y yo nos estamos portando muy bien. Estamos haciendo todo lo que Caylee nos dice».
Desde el fondo, podía distinguir la vocecita ansiosa de Zander. «¡Zenia! Yo también quiero hablar con mamá».
Zenia hizo una pausa y luego cambió a su tono más solemne y adulto. «Vale, te dejaré hablar un rato con mamá».
Linsey soltó una risita suave y jadeante, con el corazón henchido. La voz de Zander fue la siguiente, llena de sincera preocupación. «Mamá, ¿has comido ya? ¿Tienes hambre?»
Ni siquiera había pensado en la comida hasta ese momento, pero ahora que él lo mencionaba, el vacío de su estómago se hizo notar. Aun así, sonrió a pesar del calor que sentía en el pecho.
«Está bien, cariño. Esperaré. Comeré contigo y con Zenia cuando vuelva», respondió Linsey.
Zander soltó una risita y luego prácticamente estalló de emoción. «¡Mami, adivina qué! ¡Zenia y yo hemos aprendido a hacer galletas con Caylee! Cuando vuelvas a casa, ¡tienes que probarlas!».
Antes de que Linsey pudiera responder, sonó la escandalizada protesta de Zenia. «¡Zander! ¡Te dije que era una sorpresa! ¡¿Por qué se lo has dicho a mamá?!».
Linsey rió en voz alta, con el corazón henchido de alegría. «No pasa nada, cariño. Ya estoy sorprendida… ¡y muy contenta! ¿Habéis hecho galletas los dos? Es increíble. Estoy deseando probarlas cuando llegue a casa».
La llamada se prolongó un poco más, llena de dulces intercambios y risitas, hasta que Linsey les dio las buenas noches.
Cuando la pantalla se atenuó y la llamada terminó, se quedó mirando el resplandor apagado con una suave sonrisa, y toda la soledad que había sentido antes se disolvió como el azúcar en el té.
En ese momento se dio cuenta de que no había nada por lo que sentirse triste. Con Zenia y Zander en su vida, tenía todo lo que necesitaba. Eran su alegría, su ancla, su hogar.
En cuanto a Collin… exhaló en silencio, la decisión se asentó con sorprendente facilidad. Podía hacer lo que quisiera. Ya no tenía nada que ver con ella.
Linsey respiró hondo y se tranquilizó. Revigorizada, se dio la vuelta para marcharse, pero se encontró cara a cara con un par de ojos que la observaban.
«¡Ah!» Un suave jadeo escapó de sus labios.
Collin estaba de pie a unos pasos, con expresión ilegible, la mirada cargada de algo que ella no podía identificar.
Se le cortó la respiración. No esperaba verle, ni aquí ni ahora.
.
.
.