Mi esposo millonario: Felices para siempre - Capítulo 749
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Capítulo 749:
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Dustin parecía aturdido. «Espera ¿Aurora? ¿La diseñadora del Grupo Davidson? ¿Está relacionada con Gorman?»
Eso no tenía sentido. Se suponía que Aurora era la estrella emergente del Grupo Davidson, alguien a quien se habían esforzado mucho por incorporar. ¿Por qué estaría involucrada con Gorman?
Pero para sorpresa de Dustin, la expresión de Collin se había suavizado, casi como si se hubiera quitado un peso de encima.
«Entonces Aurora debe de ser la madre de la niña», murmuró Collin, pensando en voz alta.
Dustin parpadeó. Por un momento, no lo entendió. Pero entonces cayó en la cuenta.
Collin se sintió aliviado. Pensó que la niña no era de Linsey después de todo.
Pero dado su parecido, cualquiera en su sano juicio pensaría que la niña era hija de Linsey.
A pesar de eso, Dustin no podía descartar la posibilidad de que la niña fuera de Aurora. Después de todo, él no sabía cómo era Aurora.
Quizá Aurora se parecía a Linsey, y eso explicaba por qué la niña se parecía a ella.
Pero al ver que la leve esperanza volvía al rostro de Collin, no se atrevió a cuestionarlo. Se limitó a asentir, guardándose sus dudas.
Sin embargo, un pensamiento silencioso se apoderó de él: tenía que conocer a Aurora en persona.
Sólo entonces estaría seguro.
Mientras tanto, Collin dio un largo suspiro y por fin pareció respirar un poco más tranquilo.
«Averigua a dónde se dirige Gorman ahora. Podría ser la única persona que sabe dónde está Linsey».
«De acuerdo», dijo Dustin asintiendo con la cabeza.
Mientras tanto, en el coche, Gorman miró a Caylee por el retrovisor. Estaba jugando tranquilamente con Zenia. Su voz contenía un toque de preocupación cuando de pronto preguntó: «¿Por qué no ha venido Linsey?».
Anoche le había dicho a Zander que convenciera a Linsey para que viniera. Linsey incluso había prometido reunirse con ellos en el aeropuerto.
Gorman la conocía bien. Cuando Linsey hacía una promesa a los niños, nunca la rompía.
Así que algo debe haber ido mal.
Caylee se quedó inmóvil un momento, sin saber qué responder.
Justo entonces, Zenia levantó la vista y preguntó en voz baja: «Caylee, ¿por qué no ha venido mamá a recogernos a papá y a mí?».
Caylee levantó las cejas, sorprendida. Miró a Gorman.
¿Zenia aún le llamaba papá?
Gorman mantuvo la calma. Se inclinó ligeramente hacia atrás y dijo con suavidad: «Zenia, cuando veas a mamá más tarde, recuerda nuestro pequeño secreto, ¿vale? No me llames papá cerca de mamá».
Zenia asintió con seriedad. «Lo sé, Gorman».
La atención de Caylee no estaba en cómo Zenia se dirigía a Gorman.
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