Mi esposo millonario: Felices para siempre - Capítulo 681
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Capítulo 681:
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Danny, que había estado de pie cerca, notó el cambio en la expresión de Gorman y no pudo evitar sentirse realmente feliz por él. Tras una pausa, Danny se inclinó más hacia él y le susurró: «Señor Green, ¿cuándo piensa confesarle sus sentimientos a Linsey?».
Gorman frunció ligeramente el ceño, aunque sus ojos seguían mostrando una pizca de calidez. «¿Por qué tanta prisa? Se lo diré una vez finalizado el divorcio».
No tenía prisa, quería que todo saliera bien.
Sin secretos. Sin presiones. Sólo sinceridad y reflexión.
A diferencia de Collin, Gorman estaba decidido a tomarse su tiempo y hacerlo bien.
Después de disfrutar juntos de un tranquilo y abundante desayuno, Gorman y Linsey regresaron al hospital y se encontraron con la familia Lawson en la entrada.
«¡Linsey!» Myla gritó con vivo entusiasmo en cuanto la vio.
Jeffery le había contado anoche cómo Linsey había conseguido convencer a Carol para que aceptara la donación de médula ósea.
Aquella noticia había conmovido profundamente a Myla. A sus ojos, Linsey siempre había sido una mujer considerada y de buen corazón, pero esto la hacía parecer aún más admirable.
Linsey y Gorman intercambiaron una rápida sonrisa y se acercaron juntos.
«Myla», saludó Linsey con cortés cordialidad.
Gorman le siguió con una refinada sonrisa. «Buenos días, Sra. Lawson».
Myla le devolvió una cálida sonrisa. «Buenos días a los dos. El médico ha dicho que los resultados del partido estarán pronto. Estábamos demasiado nerviosos para esperar en casa».
A su lado estaban Jeffery y Cruz.
Linsey los saludó uno por uno, manteniendo su gracia.
Cruz le dedicó una sonrisa amable. «¿Cómo te has sentido últimamente?»
«Me ha ido bien», respondió Linsey con suavidad.
Myla cogió la mano de Linsey y la miró, visiblemente aliviada. «Tienes mucho mejor aspecto que antes».
En ese momento, Carol volvió del baño y, en cuanto vio a Linsey, su humor se ensombreció al instante. Su mirada se dirigió hacia donde Myla sostenía la mano de Linsey.
Justo detrás de Carol estaba Alexa, callada y con la cabeza gacha.
«¡Zorra!» Carol estalló de repente.
Cargó hacia delante sin pensar e intentó empujar a Linsey, la rabia nublando su juicio.
Pero Gorman fue más rápido. En un abrir y cerrar de ojos, se puso delante de Linsey y atrapó la muñeca de Carol en el aire. Su expresión era fría como el hielo.
«¡Suéltame! Eso duele!» chilló Carol.
A Myla se le cayó la cara de incredulidad. «¡Carol! Esto es un hospital, ¿te has vuelto loca?».
Gorman no se inmutó. Su voz era grave y cortante. «Señorita Lawson, no lo olvide: todavía tengo pruebas de lo que le hizo a Linsey. Si no quiere que se añadan más cargos a su nombre, le sugiero que se comporte».
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