Mi esposo millonario: Felices para siempre - Capítulo 588
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Capítulo 588:
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Alexa, que no estaba dispuesta a rendirse, se puso de rodillas y cogió la mano de Carol. «Por favor, mantente a salvo. No te precipites al peligro otra vez».
«¡Quítame las manos de encima!» espetó Carol, apartando bruscamente el brazo. Alexa retrocedió, sintiendo una punzada de sus heridas anteriores.
No tuvo tiempo de evaluar su propio dolor mientras veía cómo Carol se alejaba, con el corazón palpitándole de preocupación.
«¡Carol, espera! Hay algo que tienes que oír». Alexa la llamó.
Carol se detuvo y se giró, con el ceño fruncido. Retrocedió a grandes zancadas y siseó-: ¿Qué tienes que decir que importe? No creas que por salvarme tienes derecho a meterte en mis asuntos. No tienes nada que hacer en mi vida».
Manteniéndose firme, Alexa recuperó el aliento y habló, pero entonces se fijó por primera vez en el moratón de la mejilla de Carol.
Los ojos de Alexa se abrieron de golpe e instintivamente alargó la mano para acariciar la mejilla de Carol.
«¿Por qué me tocas?» exclamó Carol, apartando de un manotazo la mano de Alexa con cara de asco. «¡Guarda tus sucias manos para ti!».
A pesar del duro rechazo de Carol, la preocupación ensombreció las facciones de Alexa.
«¿Qué te pasa en la cara?» La voz de Alexa temblaba de ansiedad mientras se apresuraba a recomponer las cosas. «¿Te ha pegado alguien?»
Carol abrió la boca para responder, pero captó la profunda preocupación en la mirada de Alexa, una preocupación que reflejaba la que había visto en los ojos de Jeffrey y de sus padres. Por un breve instante, Carol se sintió abrumada por la repugnancia. ¿Cómo se atrevía Alexa, una simple sirvienta, a asumir un papel maternal? ¿Qué le daba derecho a hacerlo?
Enfurecida por estos pensamientos, la respuesta de Carol fue aún más dura. «¿Por qué debería importarte?»
Apretó el secreto: Jeffrey la había golpeado.
Luchando por controlar sus emociones, Alexa suplicó: «Alguien te ha hecho mucho daño. Tienes la cara hinchada. Por favor, deja que te ponga una pomada enseguida».
El rostro de Carol se torció con un destello de rabia. «¡Todo esto es culpa de Linsey! Juro que pagará por esto».
Alexa, sorprendida, no esperaba que Linsey participara.
Justo cuando estaba a punto de hablar, Carol la miró con determinación y le dijo: «Solías ser la sombra de Linsey, ¿verdad? Acompáñame en el siguiente plan».
Dudando, Alexa recordó sus anteriores fracasos contra Linsey, cada intento terminando desastrosamente. Sin embargo, ante la visión del rostro magullado de Carol, le resultó imposible negarse.
«De acuerdo», dijo en voz baja. «Te ayudaré. Haré lo que necesites, sólo para verte sonreír de nuevo».
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